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Paradiplomacia

Los alcaldes Eder y Gutiérrez buscaron que la cooperación internacional entre Estados Unidos y sus respectivas ciudades se mantuviese aun con la descertificación de Colombia, lo cual lograron.

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Mario Carvajal
Mario Carvajal. | Foto: El País

17 de sept de 2025, 02:34 a. m.

Actualizado el 17 de sept de 2025, 02:35 a. m.

En las últimas semanas, el presidente Gustavo Petro ha acusado a los alcaldes de Barranquilla, Bogotá, Cali, Cartagena y Medellín, de querer usurpar funciones del presidente al viajar a Estados Unidos y reunirse con representantes del Ejecutivo y Legislativo de ese país, previo a la descertificación de Colombia.

Según Petro, estos estarían extralimitándose, pues, como afirma la Constitución, es él quien decide el rumbo de la política internacional del país. Posteriormente, el presidente Petro afirmó que él era el jefe de los alcaldes, algo que no es cierto. Como lo confirmó Fedemunicipios en un comunicado, uno de los avances más significativos de la Constitución del 91 fue “romper la relación de jerarquía que antes existía entre el presidente, gobernadores y alcaldes, estableciendo el principio de autonomía territorial. En este sentido, el presidente de la República no es jefe de los gobernadores, ni de los alcaldes”.

Aunque el Presidente es el único facultado constitucionalmente para dirigir el rumbo de las relaciones internacionales del país, él no es el único que puede ejercer política internacional: los alcaldes pueden y deben hacerlo. En otras palabras, no solo el presidente no es el jefe de los alcaldes, sino que tampoco es el único que puede hacer política exterior en el país.

En política internacional existe un concepto llamado paradiplomacia, que el Presidente no parece conocer. Según Stéphane Paquin, profesor de la Escuela Nacional de Administración Pública de Montreal, Canadá, la paradiplomacia describe las actividades internacionales de gobiernos subestatales (como provincias, ciudades, estados federados o regiones) que pueden ser paralelas o complementarias con la diplomacia del gobierno central. Esto incluye no solo la promoción económica (exportaciones, inversiones, entre otros), sino también cooperación internacional en temas ambientales, científicos, culturales, de gobernanza, derechos humanos, salud pública y otros asuntos globales.

En otras palabras, lo que están haciendo Alejandro Eder, alcalde de Cali, y Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, es paradiplomacia. Buscaban que, aun si el gobierno estadounidense descertificaba a Colombia en la lucha contra el narcotráfico -lo cual sucedió-, los recursos de cooperación internacional en estas ciudades se mantuvieran, pues son fundamentales para su desarrollo.

A nivel global, existen numerosos ejemplos de diplomacia paralela. La región de Baviera, en Alemania, mantiene una oficina de representación en China, donde organiza eventos culturales y misiones comerciales para promover su imagen internacional e incentivar inversiones. La Comunidad Valenciana, España, organizó en 2019 una misión comercial a Estados Unidos para atraer inversiones mediante la facilitación de contactos empresariales bilaterales. Incluso, Naciones Unidas tiene una iniciativa llamada Local2030, que busca facilitar que ciudades y regiones implementen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) mediante la promoción de alianzas que ejemplifican la funcionalidad de la paradiplomacia.

Por consiguiente, el Presidente debería dejar de acusar a los alcaldes -quienes no son sus subalternos, por más que él lo piense o lo diga- de desconocer la Constitución. Estos no la están violando, sino velando por los intereses de los ciudadanos que representan, dentro del marco de política exterior que el mismo presidente ha trazado. Los alcaldes Eder y Gutiérrez buscaron que la cooperación internacional entre Estados Unidos y sus respectivas ciudades se mantuviese aun con la descertificación de Colombia, lo cual lograron.

Estos recursos son vitales para reducir la pobreza, impulsar el empleo juvenil, fortalecer la educación, la gobernanza y el medio ambiente, entre otros temas que el propio presidente Petro ha señalado como prioritarios. En este sentido, sus acusaciones solo prueban, una vez más, que el Presidente desconoce aspectos básicos de la diplomacia y que, motivado por su ego, intenta imponer su visión a expensas de otros líderes elegidos democráticamente que cumplen con la tarea de defender los intereses de quienes representan.

Internacionalista de la Universidad Javeriana, magister en Estudios Latinoamericanos de University of Oxford y candidato a la maestría en Economía Política Internacional del London School of Economics. Analista de política internacional.

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