Peor que el importaculismo
Lo malo es que ahora este exabrupto ha ido más lejos y es peor, mucho peor pues estamos pasando del importaculismo al sacaculismo y me explico
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23 de ago de 2021, 11:55 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 07:16 a. m.
Esta expresión ha hecho carrera. Es la magnificación de me importa un bledo, me importa un comino o me importa un hongo, porque lleva en sus entrañas esas cuatro letras tan españoletas como la concha de tu madre y ni para que sigo.
El hecho es que hasta una precandidata a la alcaldía de Cali, quien fuera después secretaria de Educación Municipal la utilizó como tema de campaña con un gran éxito inicial, a pesar del rubor de sus tías bugueñas.
Es así como el importaculismo, que no demora la RAE en aceptarlo y colocarlo en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, es ya una frase sonora y pintoresca del común decir de los colombianos.
Ignoro por que no se ha convertido en un grupo de pensamiento filosófico o político. Una especie de nuevo nadaísmo que consiste en una postura de vida en que las cosas que pasan no importan, suceda lo que sucediera, asumiéndose una posición de total indiferencia, así el mundo se venga encima.
Hay importaculismo en muchas situaciones del diario vivir: en el estudio, en el trabajo, en el matrimonio, en la juventud, en las finanzas, en la soledad, en el sexo y prácticamente en todo. Es un modo de vida, una actitud frente a lo que acontece alrededor. Dijéramos que un estado de ánimo, un dejar hacer, un dejar pasar en manos de unos seres que nacieron cansados y que suelen decir que todo les rueda y que no se inmutan por nada ni por nadie. Les da lo mismo lo uno que lo otro porque todo les importa un chorizo, un rábano o mejor, un soberano ce u ele o.
¡Y que!
Lo malo es que ahora este exabrupto ha ido más lejos y es peor, mucho peor pues estamos pasando del importaculismo al sacaculismo y me explico. Esta nueva tendencia no es otra cosa que abandonar un proyecto, un sueño, una aspiración y peor aún una promesa, un juramento, un compromiso, un tirar la toalla, un dejar las cosas a medio hacer, un sacar el cuerpo, un dejar tirado todo y largarse para la pe eme.
Por eso estamos así: por dejados. Por echarnos al tres. Por bajarnos del bus cuando apenas está arrancando. Por acomodados. Por esa falta de palabra. Por ineptos y perezosos.
De pichón de emprendedores pasamos a perdedores, incapaces de librar las batallas de la tenacidad y la constancia. Porque todo lo queremos molido y servido en bandeja, carcomidos por el facilísimo, la mediocridad y ante esa impotencia sacamos el jopo, pasando pues del importaculismo al sacaculismo.
Lejanas épocas las de esos luchadores metelones, trabajadores de sol a sol que sacaron adelante imposibles, que no se dejaron vencer por las adversidades, que dieron la batalla contra la corriente y dejaron un legado y una herencia que despilfarran esos capetos inferiores, aburridos del ocio y el no hacer nada de nada…
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PD: No cantemos victoria con la inminente construcción de la carretera Mulaló-Loboguerrero. Ahora sucede que la empresa ganadora de la licitación hace ya varios años no le quiere jalar y con toda la razón porque los costos han subido y esto no estaba previsto. Ah, y todavía falta la apelación de los supuestos ‘damnificados’ de Pavas. Más palos a la rueda.

Administrador de Empresas, Abogado y periodista por vocación. Director y fundador de MF Publicidad Mercadeo Limitada, al igual que de los programas Mario Fernando Piano y Oye Cali. Galardonado en dos oportunidades con el premio Simón Bolívar de periodismo. Escribe para El País hace más de 40 años.
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