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Cumbre de tiranos

La presencia de Putin en esta cumbre rompe un aislamiento prolongado de meses que alimentaba sospechas.

28 de julio de 2022 Por: Liliane de Levy

Hace pocos días se llevó a cabo en Teherán (Irán) una extraña cumbre, muy cerrada y muy exclusiva de tres tiranos reconocidos. Además, muy publicitada como para alertar al mundo sobre sus verdaderos motivos.
Conformada por Vladimir Putin de Rusia, Ebrahim Raisi de Irán y Recep Tayyip Erdogan de Turquía. Se reunieron, conversaron y se tomaron fotos cogidos de la mano, muy armonioso todo, aunque hubo un detalle interesante interpretado de mil maneras cuando Erdogan llegó tarde a una reunión con Putin y lo dejó (a él tan soberbio) esperar, casi desesperado frente a los fotógrafos de todo el mundo por un par de minutos que parecieron horas. Las malas lenguas dicen que el turco le quiso mostrar al ruso que en este encuentro él es el poderoso y de más autoridad. Aunque en verdad los tres se reunieron para ayudarse mutuamente. Veamos.

La presencia de Putin en esta cumbre rompe un aislamiento prolongado de meses que alimentaba sospechas. Decían que le tenía miedo a la pandemia, pero también que la guerra en Ucrania le quitó popularidad en su propio país y por lo tanto no se atrevía a alejarse y arriesgarse a perder el control absoluto que ejerce. Al viajar a Teherán quiso probar lo contrario. También le interesaba amistarse con Erdogan, porque si bien Turquía apoya a Ucrania en su guerra con Rusia y le suministra drones muy eficientes para luchar contra los rusos, los turcos nunca se sumaron a las sanciones europeas y norteamericanas contra Rusia. Por lo tanto, era importante para Putin mantener relaciones cordiales con un miembro de Otán (Turquía lo es) y mostrar que no toda la Alianza Atlántica Norte está en su contra.

El presidente iraní Raisi (apodado el carnicero de Teherán por la manera como doblegó las manifestaciones de la oposición en su país cuando era ministro encargado de la seguridad), también sale de un aislamiento. Y lo hace para reafirmar su apoyo a Rusia contra Ucrania, reactivar sus proyectos nucleares, insistir en su apoyo a Bashar el Assad en Siria que junto con Rusia mantiene en el poder y mostrar al mundo y sobre todo a su pueblo que todavía tiene amigos y es capaz de resistir todas las sanciones que se toman en su contra con relación a violaciones de los derechos humanos.

El tercero en la cumbre es Erdogan de Turquía. Él viene en calidad de ‘reconciliador’ y ‘salvador’ aunque también necesita y busca ayuda. Y la busca sobre todo en Siria donde quisiera que los iraníes y los rusos que mandan la parada en este país le permitan entrar a neutralizar a los kurdos - que califica de terroristas - en dos pueblos del noroeste sirio. La cumbre le da también la posibilidad de proyectarse como un gobernante tan poderoso como Putin que puede hablarle de igual a igual, sin tener que ceder en nada en su política exterior. En efecto, Erdogan apoya a Ucrania en su guerra con Putin, le da drones y le cerró el pasó a los buques de guerra rusos que querían llegar al Mar Negro por los estrechos del Bósforo y Dardanelos. La independencia que Erdogan exhibe orgulloso le ayuda también dentro de Turquía que se prepara a celebrar elecciones no muy favorables por culpa de una mala situación económica.

¿En qué terminó la cumbre de tiranos en Teherán? En consolidar a Irán en sus ambiciones nucleares, en comprobar que Putin sigue con total control en su país a pesar de su absurda guerra contra Ucrania, y en la posibilidad de una nueva incursión turca contra los kurdos de Siria con la aprobación tacita de rusos e iraníes. También en demostrar que los tres reunidos no confían en Europa ni en Estados Unidos y las ganas de crear un mundo en el cual los países no occidentales logren imponerse. Según sus participantes la cumbre fue un éxito. Para mí, de mal augurio.