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La magia de ‘Cascanueces’

Del cuerpo de Ballet destaco a Mariana Restrepo de la Torre, José Manuel Ghiso, Óscar García, Cyndi Herrera, Sofía Alonso (en su rol de Clarita) y en general a todos, bailarines de talla internacional.

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Aura Lucía Mera
Aura Lucía Mera | Foto: El País.

25 de nov de 2025, 02:19 a. m.

Actualizado el 25 de nov de 2025, 02:19 a. m.

A Tchaikovsky, Hoffman, Marius Petipa y Lev Ivanov los unió el dios de las artes para crear el ballet de Cascanueces, estrenado en el Teatro Marinisk de San Petersburgo en 1892. Vamos por partes.

Hoffman fue uno de los mejores escritores y músicos del romanticismo alemán, dedicado al género fantástico o de terror (nada de medias tintas). Uno de ellos trata sobre una Navidad en la que ratones y soldados cobran vida y se lanzan en una batalla campal (la batalla simbólica del bien contra el mal), y de un viaje onírico de la pequeña Clara y su hermanito en plena Nochebuena, en su casa junto al enorme árbol de Navidad, en la que su tío le regala un muñequito: Cascanueces. Cuando el reloj da las doce se ven transportados a los reinos mágicos de las flores, las nieves y los confites. Los ratones pierden la pelea y todos bailan el vals de las flores.

Tchaikovski, compositor ruso, se inició en la música a los 6 años, escribió las partituras que fueron la inspiración no solo de Cascanueces sino de La Bella Durmiente y Romeo y Julieta, música cargada de magia y potencia, inspiradora de esos ballets universales que jamás se alejan de los teatros más famosos, los bailarines y los coreógrafos.

Sin embargo, su vida estuvo llena de contradicciones y sufrimientos. Depresiones recurrentes y crisis existenciales debidas a su homosexualidad contra la que luchaba. Inclusive llegó a casarse (el matrimonio duró un mes). Su amistad con otra mujer a la que jamás conoció, pero que fue su mecenas, le permitió dedicarse a la música y vivir bien. Su última Sinfonía La Patética revela toda su angustia, su desesperación. Se suicidó nueve días después de su estreno. Jamás supo que su música trascendería los siglos y los países. Inmortal.

Petipa y Lev Ivanov fueron los primeros coreógrafos, los primeros de cientos y cientos.

El Instituto Colombiano de Ballet, legado de Gloria Castro y ahora dirigido por Karol Hernández Ortega, bajo la dirección artística del chileno José Manuel Ghiso, la preparación de los bailarines a cargo de Natalia Berrios, bailarina estrella del Ballet de Santiago de Chile, y el diseñador de vestuario y luces Jaime Pinto, montaron Cascanueces.

Del cuerpo de Ballet destaco a Mariana Restrepo de la Torre, José Manuel Ghiso, Óscar García, Cyndi Herrera, Sofía Alonso (en su rol de Clarita) y en general a todos, bailarines de talla internacional.

Me emocioné hasta las lágrimas. Impecable. Arte puro. Se nota en cada movimiento el fruto de una disciplina férrea, de la pasión, del sentimiento. Un honor para Cali y el resto del país tener unos bailarines de esa dimensión.

Cali definitivamente es y seguirá siendo la Capital de la Cultura colombiana.

***

Posdata: He tenido el privilegio de ver Cascanueces en Londres, París y Nueva York. El mismo nivel. ¡¡¡Chapeau!!!

Periodista. Directora de Colcultura y autora de dos libros. Escribe para El País desde 1964 no sólo como columnista, también es colaboradora esporádica con reportajes, crónicas.

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