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Estrategia clúster

Hablar de encadenamientos productivos y clúster puede ser un tema que no ‘toque’ al común de la gente, pero si empezamos por decir que de ellos depende en buena medida el desarrollo económico de una región

1 de noviembre de 2019 Por: Vicky Perea García

Hablar de encadenamientos productivos y clúster puede ser un tema que no ‘toque’ al común de la gente, pero si empezamos por decir que de ellos depende en buena medida el desarrollo económico de una región y solucionar problemas que mejoran la calidad de vida de la gente, podemos entender que tienen mucho más que ver con nuestro futuro de lo que pensamos.

Los clústeres son concentraciones geográficas de empresas interrelacionadas, que facilitan su coordinación y cooperación con centros de investigación, academia, gobierno y entidades privadas, favorecen el aprovechamiento de las economías de escala y la generación de innovación.

No es, entonces, casualidad que el Valle del Cauca, con el liderazgo de la Gobernación, la Alcaldía y la Cámara de Comercio de Cali, esté impulsando ocho clústeres que facturan más de $50 billones y están conformados por más de 4000 empresas, tales como excelencia clínica, macrosnacks, proteína blanca, industria digital, hábitat urbano, bioenergía, belleza y sistema moda.

Dado su enorme potencial, la política industrial del país se debe centrar en fortalecer dichas apuestas productivas, para competir en los mercados. Para ello, es preciso buscar la sofisticación de dichos sectores productivos estratégicos, dado que menos del 10% de los productos que exporta el país tienen una alta transformación, mientras que el resto son básicos o con bajo valor agregado.

Según datos de Red Clúster Colombia, el país cuenta hoy con 93 iniciativas clúster en 27 departamentos, 60% de las cuales son impulsadas por las Cámaras de Comercio, y cuentan con 10.500 empresas participantes.

El 24% corresponden a clústeres agroindustriales, donde se destacan los de cafés especiales, cacao y lácteos; el 16% corresponde a clústeres de servicios empresariales, como software y TI, negocios digitales, BPO, entre otros; otro 16% a turismo en sus distintos segmentos: turismo de naturaleza, cultura y eventos y reuniones; 11% sistema moda, donde se incluyen las iniciativas clúster de confecciones, prendas de vestir, cuero, calzado, marroquinería y joyería; 8% Salud, excelencia clínica, farmacéutico y cosméticos; 6% Construcción y hábitat urbano; y el restante 19% corresponde a iniciativas de energía, metalmecánica, mantenimiento industrial, logística y transporte, entre otras.

En estos resultados tiene mucho que ver el Ministerio de Comercio e Innpulsa, que le han apostado a esta estrategia con el apoyo a 52 clúster en 22 departamentos, en los sectores agro, turismo y tecnologías de la información y comunicación.

Lo anterior habla de las enormes potencialidades de los clústeres. Así lo han entendido en Estados Unidos y Europa, en donde hace más de veinte años se ha impulsado el desarrollo productivo de su tejido empresarial a partir de la implementación de políticas clúster.

Sin duda, con el convencimiento de que el país puede soportar su desarrollo productivo y crecimiento económico bajo la estrategia clúster, es necesario un trabajo articulado entre la nación y las regiones para que integre la política de desarrollo productivo con mayor nivel de ambición en términos de agenda y recursos, trascienda las fronteras locales y se consolide como palanca del crecimiento económico sostenible del país en los próximos años.

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