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Colombia, la empresa de todos

Nunca serán suficientes las acciones que hagamos para resaltar el enorme valor que las empresas generan en la sociedad.

29 de abril de 2022 Por: Julián Domínguez Rivera

Soy un convencido de que el mundo siempre va hacia adelante. Por más duras que sean las crisis, la humanidad avanza y sale mejor de las dificultades: más solidaria, más innovadora, más fuerte. En contraste, es muy complejo construir sociedad desde el pesimismo y la depresión colectiva. Ello destruye la confianza, condición indispensable para superar las crisis.

Nuestra invitación es a construir entre todos una Colombia con esperanza, menos incrédula, que resalte lo bueno, en donde la capacidad de pensar con grandeza y la fortaleza que están demostrando los empresarios, sean el mayor impulso para el optimismo.

Nunca serán suficientes las acciones que hagamos para resaltar el enorme valor que las empresas generan en la sociedad. Es un hecho que sin empresa no hay empleo, recursos vía tributos para los subsidios al desempleo y a la nómina que ha entregado el Gobierno durante la pandemia y oportunidades de desarrollo, lo que haría que los sueños de millones de colombianos se diluyan.

De la mano de las empresas se da el crecimiento económico del país, razón fundamental para respetar la libertad de empresa y trabajar por su fortalecimiento y productividad. De esta forma, Colombia podrá continuar la senda del crecimiento sostenido e impactar positivamente las metas de reducción de la pobreza.

Resaltar el valor de las empresas para el país es el objetivo que nos hemos trazado en las Cámaras de Comercio y Confecámaras con la campaña #ColombiaEsMiEmpresa, que cuenta las historias de los ‘héroes’ que son los emprendedores y empleados que se la juegan todos los días por el crecimiento empresarial, bienestar de sus familias y de su país, a través de los testimonios reales de sus hijos, que hemos recolectado en todas las regiones del país.

Queremos con esto visibilizar que detrás de cada empresa hay millones de colombianos que la construyen con su trabajo y esfuerzo, mientras crean también nuevas oportunidades para mejorar la calidad de vida de sus familias y sus comunidades, generando progreso y bienestar.

El camino para nuestro país, con base en las duras enseñanzas que nos dejan los actuales desafíos, es hacer una apuesta decidida por su futuro, superando debates ideológicos que buscan desestabilizar y sembrar desconfianza.

No existe otro camino que fortalecer nuestras instituciones, la democracia y la libertad económica e impedir que discursos efectistas nieguen lo que hemos alcanzado gracias al valioso capital humano de nuestro país. Porque siempre desde la carencia prevalece esa falsa sensación que inspira el mesianismo. ¿Cómo combatirlo en un país que todavía es joven, para no sucumbir en el huracán del pesimismo?

Con hechos y datos, fruto de la resiliencia de la sociedad colombiana que ha sabido sobreponerse a las múltiples crisis que ha sufrido a lo largo de su vida republicana, preservando los valores democráticos. Sembrar confianza en nuestro país, su sector empresarial y su capital humano, y creer en que sí es posible avanzar, son asuntos cruciales que debemos seguir fortaleciendo. Porque sin libertad no hay empresa y sin empresa no hay país.

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