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Asuntos simbióticos

No paremos la ‘locomotora de la economía’ porque después ponerla otra vez a la velocidad de crucero tomará mucho tiempo.

22 de enero de 2021 Por: Julián Domínguez Rivera

De la vida empresarial depende la vida humana y de la vida humana depende la vida empresarial. Son temas que van íntimamente ligados, por lo cual es posible, tomando acciones integrales que protejan la vida de los ciudadanos, mantener abierta la economía en el marco del nuevo pico de la pandemia.

Los colombianos debemos solidarizarnos y apoyar a las autoridades nacionales y regionales, y al sector salud, por la gran batalla que vienen librando en la actual emergencia, con un lamentable saldo en víctimas.
Y, entendiendo que debe prevalecer el cuidado de la vida, armonizar esta prioridad con la actividad del sector productivo formal, que no es el foco del nuevo pico de la pandemia y que viene cumpliendo los protocolos de bioseguridad.

El asunto es cómo se gestiona la crisis sanitaria. Ya sabíamos desde el principio que el proceso de apertura de la economía se podría dar en una espiral positiva que no puede pararse como si se tratara de la ‘calma chicha’ de los tornados, para después continuar.

Esto es muy perjudicial para el sector productivo. En mayo del año pasado, durante la primera fase de la pandemia, el desempleo superó el 20% y, a partir de allí, gracias a las medidas tomadas, como protocolos, garantías para créditos, subsidios a la nómina y para las personas más desvalidas, entramos en esa espiral positiva que permitió terminar el año con una apertura de las empresas de más del 90%, cuando habíamos arrancado con cierres del 70%, y una tasa de desempleo del 13%.

Ocurrió que durante el fin de año por la fatiga de la sociedad con el encierro y la relajación en las medidas de aislamiento, se dispararon los contagios y se generó este nuevo pico. Instintivamente a lo que se acude es a cerrar la economía, algo absolutamente inconveniente a pesar de las buenas intenciones, porque el impacto es gigantesco y tampoco produce los beneficios que se pretenden en la salud. Al contrario, gestionar el riesgo en la salud es fruto de un conjunto integral de acciones derivadas del distanciamiento social y el uso del tapabocas.

La apertura de las empresas son procesos paulatinos y complejos, que requieren planeación de las líneas de producción y comercialización.
Cerrarlas abruptamente es nocivo para los esquemas de fabricación, de inventarios y de distribución, lo mismo que impedir el acceso de los consumidores a los productos y servicios que generan. La ‘toteada’ es inminente, máximo cuando pasamos un año en donde el sector empresarial se empleó a fondo para sobrevivir a la pandemia.

En este sentido, quienes fueron pioneras en la adopción de protocolos sanitarios fueron las empresas, sin importar su tamaño, dónde estén ubicadas o el sector al que pertenezcan. Sí es posible, entonces, convivir y proteger a la población evitando cierres y, sobre todo, evitando medidas intempestivas porque la economía no se comporta intempestivamente.

La relajación de las medidas, así como la informalidad son los principales aliados del coronavirus, una problemática con raíces culturales que está haciendo un daño enorme al crecimiento del país. No paremos la ‘locomotora de la economía’ porque después ponerla otra vez a la velocidad de crucero tomará mucho tiempo.

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