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Acuerdos mínimos

¿Qué quedará cuando por fin podamos levantar cabeza y decir que vencimos al virus? Ojalá sea haber comprendido que sin proyectos colectivos que nos unan como sociedad no subiremos peldaños en el camino hacia un mayor bienesta

16 de abril de 2021 Por: Julián Domínguez Rivera

No cabe duda de que la pandemia nos está retando como sociedad a que busquemos cómo adaptarnos a la nueva realidad, a plantear nuevas formas de relacionarnos con el entorno y nuevos caminos para construir un futuro mejor, a partir de comprender cuáles son las claves que nos permitirán superar el actual estado de cosas y proyectarnos para el mañana.

Una tarea que no es fácil en medio de la incertidumbre y cansancio que genera el nuevo pico de contagios por Covid-19, la tristeza por tantos que todos los días no superan la batalla contra el virus y la angustia por las empresas que pierden ingresos y empleos por los encierros obligatorios.

Dice Yuval Noah Harari, en ‘21 lecciones para el Siglo XXI’ que “cualquiera puede intervenir en el debate acerca del futuro de la humanidad, pero es muy difícil mantener una visión clara”, porque tenemos cosas más acuciantes que atender en el día a día. Y agrega, “si el futuro de la humanidad se decide en nuestra ausencia (…) no nos libraremos de las consecuencias”.

¿Qué quedará cuando por fin podamos levantar cabeza y decir que vencimos al virus? Ojalá sea haber comprendido que sin proyectos colectivos que nos unan como sociedad no subiremos peldaños en el camino hacia un mayor bienestar y avances en los indicadores sociales y económicos.

Es claro que sembrar división no es la vía porque nos desgasta y destruye valor. Por eso, hay que insistir en vías de entendimiento, con respeto por la diferencia e impulsando la dialéctica, tan necesarias en las sociedades. Ayudaría a este propósito procurar que las redes sociales, valiosas porque han dado voz, se usen con altura y responsabilidad.

Cuando hay crisis se vuelve imperioso aceptar que su superación demanda sacrificios, construir acuerdos mínimos y apostar por valores que permitan avanzar. De cara a nuestra realidad, hay unos asuntos en donde el liderazgo colectivo, en donde todos aportamos en procura de un fin superior, se hace imperativo.

Entre ellos, conciliar posiciones para garantizar la estabilidad fiscal del país y a la vez brindar a quienes están soportando la peor parte de la crisis unos ingresos que cubran necesidades básicas.

Entender que Colombia tiene un tesoro en el empresarismo, que es la fuente de equidad y bienestar. Y que por ello debemos preguntarnos no solo cómo fomentar el emprendimiento, sino cómo hacer que las empresas perduren generando un equilibrio entre la necesidad de proteger la salud pública con la necesidad de que las empresas puedan operar, estar en contacto con sus clientes y conservar sus empleos.

Aceptar que por más que avance la vacunación, si no nos protegemos y protegemos a los demás, sobre todo en nuestros hogares, el virus dolorosamente se seguirá expandiendo y generando más víctimas. Una muestra es Chile, país que ha logrado vacunar al 50% de su población objetivo, pero, pese a eso, tiene al borde del colapso a su sistema de salud con una ocupación del 97% de sus UCI.

Salir de la crisis demanda muchas cosas más. Reflexionar y actuar con responsabilidad al respecto es el gran aporte que el país demanda de cada uno.

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