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Hadad

Yo haré lo que esté a mi alcance para que el 1 de enero de 2024 mi amigo Alberto Hadad se posesione como burgomaestre de este lugar que tanto amo.

28 de julio de 2021 Por: Vicky Perea García

El anuncio que hizo en estos días Alberto Hadad sobre su pretensión de presentarse como candidato para suceder a Jorge Iván Ospina en la alcaldía de Santiago de Cali, llena de satisfacción no solamente a sus amigos, entre los cuales me cuento, sino a muchos ciudadanos que aquí residen, así hayamos visto la primera luz en otros sitios, como es mi caso, pero que Cali nos acogió y ahora es el domicilio de nuestros mejores afectos.

Hadad informa que irá a la justa del año 2023 por la vía de las firmas para poder inscribir su candidatura, si recoge las que sean necesarias. Ese no es asunto difícil, pero hay que obtener el doble de las requeridas por el ente electoral, pues la mitad no pasa por el colador de la Registraduría.

Ahí comienzan los temas de financiación de campaña pues ya se ha puesto tarifa por cada firma recogida, sea válida o no. Germán Vargas Lleras cuando quiso ser candidato presidencial en 2018 presentó más de cinco millones de firmas y en la primera vuelta solo obtuvo un millón doscientos mil sufragios, lo que quiere decir que las tales firmas no indican respaldo político.

Para una campaña con miras a llegar a la alcaldía de Cali hay que tener una caja sólida, que yo a ojo de buen cubero taso en cinco mil millones, y entonces empiezan las dolencias porque al principio todos están dispuestos a colaborar pero a la hora de entregar el billete surgen las evasivas, y de ese platal si bien le va al aspirante reúne el 20%.

Y entonces el pretendiente va al banco, confiado en la reposición que le hará el Estado por la cantidad de votos válidos que saque, y empeña hasta la camisa. Si no hay reposición porque no se logra el ominoso umbral, el frustrado alcalde va a la quiebra.

Espero que Hadad haya hecho bien las cuentas y que tenga claras las fuentes de financiación. Supongo que varios de sus seguidores están dispuestos a buscar donantes que colmen siquiera el 70% del presupuesto de campaña.

Pero como hay que mirar las cosas por el lado positivo, Alberto Hadad es un magnífico candidato para ocupar uno de los cargos más difíciles que hay en Colombia. Cali es un municipio asediado por múltiples problemas, ahora agravados por la pandemia y el largo paro que tanto daño le hizo a la ciudad capital del Valle del Cauca.

La sociedad caleña en todos sus estratos está seriamente fracturada. Nadie tiene fe en las instituciones locales. El Concejo, con las excepciones conocidas, no ejerce el control político sobre la administración.

Por eso se requiere un alcalde con las valencias de Alberto Hadad, una persona probada tanto en el sector público como en el privado, sin mácula en su trayectoria vital, con una concepción clara sobre lo que es ejercer la autoridad sin abusar de ella. En síntesis, el hombre preciso para el cargo preciso.

Yo haré lo que esté a mi alcance para que el 1 de enero de 2024 mi amigo se posesione como burgomaestre de este lugar que tanto amo.

A propósito de la alcaldía, no estoy de acuerdo con la revocatoria del mandato de Jorge Iván Ospina, ni con ninguna otra. En un ambiente tan caldeado, con una situación financiera tan dramática como la que tiene el Gobierno Nacional, no sería razonable esa convocatoria, que implicaría una nueva elección de alcalde con un costo altísimo. Dejen a Ospina terminar su cuatrienio, que no todo lo que ha hecho es censurable.

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