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El mundo no para de soñar. Está en búsqueda de ese mundo feliz, de esa convivencia en paz, de esa verdadera fraternidad

7 de abril de 2019 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Cuando la existencia se torna incomprensible por la forma como se interrelaciona el hombre con su par y las relaciones entre semejantes se complican y los pueblos se enfrentan como enemigos y se olvidan que son hermanos, se dispara en mí el deseo de soñar para buscar una solución que nos lleve a vivir en paz.

Recuerdo entonces el mensaje del año 2013 para la paz del papa Francisco en el cual invitaba a la vivencia fraterna, deseo inscrito en el alma humana, pero evidenciado desde el libro del génesis como uno de los factores que más rápido rompió la criatura por desobedecer al Creador.

Recorro en mis laberintos de la conciencia y traigo recuerdos de mi adolescencia en la cual como muchos muchachos de mi tiempo veíamos identificada la época de búsqueda de libertad, en la naturaleza y en el desarraigo a las costumbres de la sociedad y se hizo entonces presente el mundo del jipismo, actitud ante la vida sin barreras para vivir sin condicionamientos ante la cultura y el mundo.

Entre las muchas expresiones que identificaron esta época está la letra y la canción de Luis Eduardo Aute ‘Aleluia No.1’, que en su interpretación de Massiel el coro dice: “Estas son las cosas que me hacen olvidar, este mundo absurdo que no sabe a dónde va”.

Ese grito de libertad se va ahogando en la realidad; el ser humano se enfrenta al vivir acosado por la inmediatez de la vida que le exige un sinnúmero de cosas que bien analizadas son necesidades impuestas por la cultura y en ellas tiene que ver mucho la educación, en todos los aspectos.

Se refuerza el tener para poder ser y el hombre se siente aprisionado por una sociedad de consumo y de nuevo en mis recuerdos salta la figura de ‘Pablus Gallinazus’ con su canción ‘Una flor para mascar’. Y retumba con mucha fuerza hoy en día ante nuestra sociedad tan polarizada y dividida en donde se ha perdido el sentido de fraternidad y de humanidad la letra de su canción cuando dice: “Por eso salgo siempre a caminar en busca de una flor para mascar; pensando que a la vuelta de la tarde el trabajo con que sueño ya es verdad. Y recorro el camino reconozco al mendigo, siento que vive en mí, como el sol sobre el trigo el sencillo estribillo que una vez aprendí: Y yo camino y no termino: seré yo así o es que el camino no tiene fin”.

El mundo no para de soñar. Está en búsqueda de ese mundo feliz, de esa convivencia en paz, de esa verdadera fraternidad, la cual se ve expresada en la canción ‘Imaginación’ de Lennon cuando dice: “Usted puede decir: Yo soy un soñador pero yo no soy el único. Espero que algún día te unas a nosotros y el mundo vivirá como uno. Me pregunto si se puede. No hay necesidad de codicia ni de hambre. Una hermandad del hombre. Imagina toda la gente compartiendo todo el mundo”.

Pongámosle corazón a la vida, seamos humanos y aceptemos para hacer la vida mejor las palabras del coro del ‘Himno a la alegría’: “Ven, canta, sueña cantando, vive soñando el nuevo sol en que los hombres volverán a ser hermanos”.