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¿Las mujeres son brujas?

Vístalo como quiera, piénselo desde la perspectiva racional, imagíneselo desde la rabia...

30 de octubre de 2012 Por: Gloria H.

Vístalo como quiera, piénselo desde la perspectiva racional, imagíneselo desde la rabia con esa sensación de impotencia que produce no controlar los hechos, despelúquese tratando de minimizarlo... como quiera. Es obvio que si usted despectivamente afirma que “las mujeres son brujas”, que la brujería es mala, en el fondo de todo el asunto es que le tiene miedo a la magia, que reconoce (si cree que las mujeres son brujas) que ellas tienen un poder inmanejable y lo que es peor, que se muere de envidia de no poder ‘explicárselo’ y tener ese poder. Uno de los efectos más nefastos que nos han legado la razón y la mente es el desprecio por la magia, por la alquimia, por lo no visible y comprobable. Para la razón, la magia es hija de la ignorancia y de creencias ilusas o infantiles. La magia es tratada con desprecio y quienes creen en ella o la practican, son ridiculizados y despreciados, como parias de la inteligencia. La frontera entre lo correcto, aceptado y lógico, por un lado y las coincidencias, los milagros y la intuición del otro, es tan pero tan contundente que parece que pertenecieran a seres de mundos diferentes, olvidando precisamente, que la alquimia es la madre de la magia y que en su momento fue la ‘ciencia’ de la historia. La alquimia o la magia es el arte de la transformación. Los alquimistas eran los seres que lograban transformar la realidad. ¡Y pensar que todos tenemos la capacidad de ser magos! Que todos los humanos estamos conectados con dimensiones donde la lógica no existe y donde el poder de cambiar lo visible es obvio. Pero el exceso de razón, ha llevado a muchos seres a despreciar la capacidad de transformación que se tiene como humanos que somos. Y si las mujeres ‘practican’ más el arte de la transformación (o de la brujería si quiere llamarlo así) fue porque el único camino que le dejó la cultura patriarcal para sobrevivir en un mundo masculino que la aplastaba, era el poder de la intuición. Los hombres les tienen pavor a las mujeres brujas. Para ellos, las brujas tienen el poder de ver lo que ellos no logran saber. Tienen el poder de la intuición, condición humana, que los varones relegan a segundo plano: no va con el estricto mundo de la razón y la lógica. El poder de la mujer maga es terrorífico porque no se pueden igualar con ella, no la pueden someter y muchas veces se sienten como peleles frente al poder mágico inmedible que ella posee.Hoy, la capacidad de intuir, ‘adivinar’, visualizar, está avalada por la ciencia a través de la física cuántica y los campos mórficos. Pero hay quienes rechazan estos argumentos aferrados a la vieja idea de que sólo con los cinco sentidos, con la mente racional, y dentro de los límites del espacio y el tiempo, es donde podemos explicar el mundo. Mientras, la magia crece y se sostiene en áreas donde la mente racional no llega. Cada vez es más contundente el poder de la intuición, de las coincidencias, el mundo de las posibilidades, en el que podemos modificar el rumbo de la vida de acuerdo a lo que deseamos. Las mujeres, más arriesgadas, más libres, más dispuestas a construir opciones distintas donde puedan convivir la diferencia, la tolerancia, la lúdica y la magia, no le tenemos miedo a ‘adivinar’, transformar y cambiar. Allá los señores, o las mentes masculinas, que se ‘apertrechen’ en lo tradicional, en la lógica, en la guerra o en la competitividad. La magia está del otro lado y le apuesta a la vida y a la transformación.

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