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El trance de Uribe

Siempre he reconocido en el expresidente su amor por el país, sus ganas de acertar, su trabajo por tratar de mejorar la tierra en que nació. Pero sus métodos, sus excesos, sus odios internos, su ego y sobre todo...

21 de agosto de 2019 Por: Gerardo Quintero

Su rostro se ve cansado, su figura agotada demuestra que han sido muchos años de lucha. Tal vez piense que fue una mala decisión ir al Congreso y no retirarse tranquilamente de la vida pública, nunca lo sabremos, pero solo tal vez pudo ser lo mejor para él. Pudo irse como el expresidente con más alta popularidad de Colombia, pero hoy su figura divide, polariza, genera debate porque sí o porque no. Ad portas de rendir indagatoria ante la Corte Suprema, nuevamente el país arde.  Algunos de sus más radicales seguidores piden como en el libro de Guillerm Bartí ‘Quemad Barcelona’, solo que esta vez lo que sugieren es encender la Corte y dar un golpe de Estado si es necesario.

Del otro lado tampoco faltan los improperios, los que celebran este llamado como si fuese lo mejor para el país. Triste y demostrativo de una Nación dividida, que sigue en guerra, que no pudo desarmar su espíritu bélico, su estado de ánimo en permanente agresión. Lo que ha sacado este llamado a indagatoria es lo peor del país. Es como si estuviéramos siempre caminando al borde, con la sangre en el ojo, guardando para el otro día. Esa es la triste Colombia construida por su dirigencia, que alimentó los odios y los perpetuó a su favor. Uribe es muestra de ello, pero no solo él.

Siempre he reconocido en el expresidente su amor por el país, sus ganas de acertar, su trabajo por tratar de mejorar la tierra en que nació. Pero sus métodos, sus excesos, sus odios internos, su ego y sobre todo aquellos áulicos que siempre lo aplaudieron y no fueron capaces de señalarle el momento en que se equivocaba lo llevaron a cometer errores.

Seguramente no ocurrirá nada en la Corte Suprema. Lo más seguro es que sus abogados demuestren que Uribe no ejerció directamente presiones sobre testigos y que Diego Cadena actuó sin consultar. Tal vez al final su proceso será cerrado, pero esa mancha lo perseguirá a lo largo de la historia, que ha sido otra de las obsesiones del hoy senador, cómo será recordado.

Pudo retirarse de mejor manera el expresidente. Pudo marcharse a sus cuarteles de invierno, tranquilamente, como un general que ya había cumplido con su servicio, nadie se lo iba a reprochar. Pero no podía hacerlo, porque el poder enceguece y el carácter de Uribe es indomable. John F. Kennedy decía que “en el pasado aquellos que locamente buscaron el poder cabalgando a lomo de un tigre, acabaron dentro de él”.

Lo único que esta situación logrará será polarizar más el país. Abrir una inmensa brecha y avivar los odios que hacen vivir en furia permanente a Colombia. Qué triste que para que un país se nutra tenga que llevar en su ADN el odio, la cizaña, la rabia en el ojo porque en la paz no encuentra la calma.

Sigue en Twitter @Gerardoquinte

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