Los huecos pululan
El estado de las vías es brutal y nos afecta a todos.
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14 de dic de 2022, 11:55 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 12:23 p. m.
Andrés, como casi todos los días, se levanta a las cuatro y cuarenta de la madrugada, para poder llegar a tiempo a su trabajo. Se prepara unos huevos revueltos, que acompaña con pan y un café cargado. Debe cruzar gran parte de la ciudad; últimamente, siempre sale con el impermeable puesto, no sea que se venga un aguacero, de esos que son habituales en este invierno que ha afectado a tantas personas. La moto es su tesoro, la cuida como si fuera la niña de sus ojos.
En estos días ha renegado mucho, porque el Gobierno Nacional anunció que iba a incrementar los costos de la gasolina y eso le pega duro a su bolsillo. Para rematar, todo está bien caro; después del paro por la reforma tributaria de Duque, ha subido todo y eso no ha parado ni con la llegada del nuevo presidente. La comida sube y sube todos los meses. Ahora el gobierno dijo que iba a bajar el Soat a la mitad, el problema es conseguirlo. Eso no lo está vendiendo nadie.
Su ruta varía mucho, pero lo que no cambia son los huecos, a los que se enfrenta a diario en la vía. Las calles de la ciudad son un atentado para los que las transitan y más en un día lluvioso, donde los huecos no se ven, por los charcos. A Andrés no le queda otra que encomendarse, cada que sale, a la Virgen del Carmen, para llegar ileso a su trabajo.
Esta historia, para que nos imaginemos las peripecias que viven los caleños que tienen que ir a trabajar o se ganan la vida en moto, en una ciudad con la malla vial acabada. No podemos decir que está deteriorada y adornar la frase. Recorra cualquier vía de Sur a Norte o de Oriente a Occidente y se va a encontrar que los huecos pululan. “No fue uno, ni fueron dos…”, son incontables. El estado de las vías es brutal y nos afecta a todos. Deteriora la flota del sistema de transporte masivo -bueno, la poquita que ve uno circular-, pues los operadores están quebrados y a la administración municipal parece importarle poco su destino. Los ciclistas y los motociclistas se juegan la vida y su patrimonio en cada hueco que agarran. A los carros particulares se les revientan las llantas, los ejes y los riñones de sus pasajeros. Esto afecta la imagen, la autoestima de la ciudad y el ánimo de los caleños. De los huecos no se salvan ni los piratas.
Ya llegó diciembre con su alegría y pronto vendrán vecinos y extraños a pasar estas fechas tan añoradas, así como la Feria… y el rancho ardiendo. Lo cierto es que, si todavía no se han reparado todos los semáforos destruidos en el paro, mucho menos las calles.
Rehabilitar la malla vial de nuestra ciudad es una prioridad para el próximo alcalde, así como recuperar el sistema de transporte masivo y la movilidad urbana, que, seguramente, ya habrán percibido que también está colapsada. Cruzar Cali de Norte a Sur o viceversa, en ciertos horarios, ¡toma más de 80 minutos!
Por ahora, a Andrés, como a la mayoría de caleños, nos va a tocar memorizarnos los huecos en nuestras rutas habituales, para esquivarlos y así evitar costos no pensados o accidentes no deseados. No pierdo la ilusión de que, en un tiempo no muy lejano, las calles de nuestra ciudad estén en estado óptimo y podamos volver a cantar “si por la Quinta vas pasando, es mi Cali bella que vas atravesando…”.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.
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