Es el sistema
El proceso electoral que estamos viviendo, inédito, desnuda cada día más la precariedad del sistema político. Y el tema no está en la agenda.
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28 de ene de 2022, 11:50 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 11:34 a. m.
He venido diciéndolo. No estamos viviendo una crisis política como sería si renunciara el gabinete ministerial; tampoco una crisis de los partidos políticos porque carecen de recursos para adelantar su oficio, nada fácil, de articular programas, divulgarlos, persuadir y ganar elecciones. Y ayudar a gobernar. Así podría continuar la enumeración. No.
El asunto es mucho más grave y requiere estrategia integral, seria, comprometida para afrontarlo. Bien difícil. Pero está pasada la hora de examinar el tema y encontrar soluciones, que en muchos casos requieren consenso político que no se construye de la noche a la mañana.
Hace cuatro años preparé, para la Escuela de Administración Pública, un documento que pretendía señalar los elementos de lo que he venido denominando una crisis del sistema político. Insisto. Bien diferente de otras crisis y mucho más compleja. Es evidente que ella está enmarcada en la crisis de la democracia liberal tan mencionada y analizada cada vez con mayor intensidad por académicos de la política y practicantes de la misma.
Lo que está ocurriendo en Estados Unidos es ejemplo dramático y resultado de la acumulación de dificultades cuya solución se ha venido postergando, en buena parte, por las restricciones que impone un sistema federal que agrupa a cincuenta naciones. Complejidades electorales como las que hemos visto y continuamos viendo y que expresidentes y analistas denuncian alarmados. Se escuchan predicciones que suenan estrafalarias, pero que aún mentes lúcidas no descartan. En Europa las monarquías sobrevivientes revelan la inadecuación de una forma de gobierno que está chocando con nuevas concepciones y actitudes que no facilitan su viabilidad.
En nuestra región sí que pululan las situaciones que dejan sin respiración. Centroamérica vive experiencias en contravía de lo que se espera aún de un sistema político en formación. Por ejemplo varios países de esta subregión hicieron procesos de paz hace varias décadas y el tipo de sociedad que hoy tienen es indeseable, Guatemala, El Salvador, Nicaragua. Recientemente, el Presidente de El Salvador declaró que el Acuerdo de Paz suscrito hace 30 años, y propiciado por la ONU, había sido una farsa.
Thomas Pickering y Diego Arria, entonces embajadores ante la ONU, dirigieron una comunicación al Secretario General para solicitar que reivindicara ese esfuerzo. No era una farsa, pero es bien claro que los objetivos buscados no se han materializado como se esperaba. En Suramérica la vida política no es precisamente la de sistemas políticos que están funcionando a cabalidad.
Colombia pese a valiosas tradiciones, no es una excepción. Lo que describí hace cuatro años, en 21 páginas, Desafíos Políticos para el Gobierno de Colombia, el primer capítulo del libro, ‘Cuál debe ser la agenda para los próximos veinte años’, continúa plenamente vigente y en algunos temas con mayor significación.
Se paga un precio muy alto por subestimar la relevancia del sistema político. Ahí se enredó el modelo chileno. Y ahí se están sembrando múltiples dificultades que ponen en tela de juicio la viabilidad del progreso.
La ruptura o fragilización del consenso político, la pérdida de confianza, el desencanto con las instituciones, las autoridades, los dirigentes y la propia vida política, son apenas algunos de los elementos de esta crisis.
El proceso electoral que estamos viviendo, inédito, desnuda cada día más la precariedad del sistema político. Y el tema no está en la agenda.

Experto en Ciencias Políticas, profesor y diplomático. Estuvo vinculado a la Universidad de los Andes por 23 años, durante los cuales enseñó Ciencia Política y ocupó varios cargos como Rector Encargado, Vicerrector y Decano de Ciencias Políticas, entre otros. Se ha desempeñado como Embajador en Canadá, Representante Permanente de Colombia ante las Naciones Unidas, Embajador en Inglaterra, Ministro Plenipotenciario en Washington y encargado de Negocios. Fernando Cepeda Ulloa ha sido Ministro de Gobierno, de Comunicaciones, Consejero Presidencial y Viceministro de Desarrollo Económico.
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