Coalición
El arte de gobernar es muy complejo. Y mucho más cuando se conforma una coalición. Me sorprendió la manera tan rápida cómo Gustavo Petro armó una coalición con casi todos los partidos políticos representados en el Congreso. Un almuerzo en el Hotel Marriot de la calle 73 sirvió de base para, conformar un Acuerdo que permitía máxima gobernabilidad al nuevo Gobierno cuyo triunfo se daba por descontado. En otros países, toma mucho más tiempo y en algunos, hemos visto el caso de Alemania, hasta seis meses o más. Es que no basta que el partido se declare de gobierno o independiente o de oposición.
Los recursos políticos del partido, aparte de su anclaje en la opinión pública, son sus miembros del Congreso, su experiencia y su capacidad de acción en esta corporación. Los del Presidente y su partido son los del control del Poder Ejecutivo, presupuesto, nombramientos, contratos, prebendas, privilegios, etc. El estatuto de oposición no es, precisamente, una herramienta que ayude en la tarea de gobernar. Estuvo mal concebido y las consecuencias las sufrimos todos los días.
Una coalición hecha para ganar las elecciones tiene consecuencias muy diferentes. En realidad, se llega al gobierno con mayor fuerza y, si se obtuvo mayoría en ambas Cámaras, tiene asegurada una gobernabilidad democrática. Y, claro, en el camino surgirán todo tipo de tensiones y dificultades, pero se podría decir, redundantemente, que se trata de una coalición que tiene ella misma gobernabilidad y, en consecuencia, tiene capacidad de gobernar la nación.
Si la coalición mayoritaria en el Congreso se constituye después de las elecciones y cuando ya es evidente que el Presidente tiene una fuerza minoritaria en ambas Cámaras, entonces se hace indispensable un mecanismo que proporcione a la coalición mayoritaria una gobernabilidad que le permita tener la capacidad de responder apropiadamente a las propuestas legislativas del Ejecutivo.
La cuestión es si al entrar a formar parte de la coalición de Gobierno se está aspirando a participar en todo el gobierno o tan sólo en la formulación de alguna política pública o en una agencia gubernamental, algunas embajadas o consulados y algunos contratos, etc. Cuál es la naturaleza y el alcance de formar parte de la coalición de gobierno es lo que da lugar a cuál es el tipo de participación en el mismo.
Son muchas las maneras de constituir una coalición. Lo que sí parece muy raro es formar parte de una coalición que no tiene reglas de juego. En semejante situación, la posibilidad de que se presenten grandes fricciones y hasta rupturas es máxima. Es lo que se está anticipando con el debate en el Congreso del proyecto de reforma de la Salud.
Tanto los gobiernos de Gaviria, Uribe, Santos y Duque han tenido un compromiso fuerte con el esquema de la Ley 100 y comparten esfuerzos sucesivos para mejorarlo y estarían dispuestos a continuar esa difícil tarea. Ya se conocen muchos de los desacuerdos fundamentales. Ello revela que se trata de una coalición que carece de los mecanismos de concertación y que esta se deja para el debate en el Congreso lo cual augura riesgos mayores que pueden llevar a un rompimiento de la coalición por lo menos con respecto a algunas fuerzas políticas.
Esta es una de las dimensiones del funcionamiento de la coalición que requiere un acuerdo político previo.