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Ciencia y política

La ciencia siempre ha tenido un impacto formidable en los comportamientos sociales, en la vida industrial, en el mejoramiento del bienestar y, claro está, en la guerra y en la salud.

9 de abril de 2021 Por: Fernando Cepeda Ulloa

Nunca habíamos estado tan conscientes de la importancia de la ciencia como a raíz de la pandemia que nos ha afligido durante más de un año.
De pronto, los epidemiólogos pasaron a ocupar lugar preponderante en un proceso de decisiones políticas que afectaba no sólo nuestros más sagrados derechos sino nuestra supervivencia, la de nuestras familias y la de nuestro conglomerado social. Con seguridad ningún epidemiólogo había imaginado las consecuencias políticas, sociales, económicas de sus consejos a los gobernantes.

¿Qué si el tapabocas era elemento indispensable o no? La propia Organización Mundial de la Salud se equivocó una y otra vez al subestimar su importancia. Pero, además, nos interesaba saber la naturaleza del Covid-19, su comportamiento, su capacidad de hacer daño, su nivel de letalidad y su versatilidad para transformarse en nuevas variantes y nuevas cepas. Hoy nos preguntamos cuáles son las consecuencias para quienes tuvieron la enfermedad y ya nos hablan de impactos neurológicos y otros de carácter permanente. No recuerdo otra situación en la cual ricos y pobres, sabios y menos ilustrados estuvieron tan curiosos y preocupados por saber los resultados de nuevas investigaciones.

La ciencia siempre ha tenido un impacto formidable en los comportamientos sociales, en la vida industrial, en el mejoramiento del bienestar y, claro está, en la guerra y en la salud.

La Revolución Industrial, y ya vamos para la cuarta, cambió radicalmente el mundo en todas sus dimensiones. En los últimos 200 años de historia hemos visto grandes innovaciones científicas. Nunca nos habíamos sentido tan dependientes de lo que un laboratorio farmacéutico pudiera lograr. En esta ocasión, hemos vivido un mundo científico materializado en la producción de vacunas que llevan diferentes nombres pero que lograron producirse en un tiempo que era impensable. Ahora estamos ansiosos por saber otros datos que nos ofrezcan tranquilidad sobre su efecto: cuánto dura la inmunidad, con qué frecuencia habrá que vacunarse y qué tan preparados estamos para confrontar otras pandemias que nos anuncian.

Hemos vivido un momento científico, como ningún otro. Hoy una abundante literatura nos anuncia que la política o el proceso político ya no serán como fueron. Sabemos que la radio, la televisión, el internet, las encuestas, los grupos focales y el manejo de bancos de datos los han venido cambiando de forma muy significativa.

Jamie Susskind en su libro ‘Future Politics’ nos dice que estamos en el umbral de un sacudimiento en la vida política. Que estamos viviendo situaciones políticas que no tenemos ni siquiera las palabras para describirlas. Que el cambio está ocurriendo mucho más rápido que nuestra capacidad de asimilarlo. Que no estamos listos para esa transformación. Que la política del futuro será muy diferente de la del pasado. Que si el gran debate en el siglo pasado giró en torno de cuál sería el papel del Estado, cuál el de las fuerzas del mercado y la Sociedad Civil, en el futuro el tema sería de cómo nuestra vida colectiva estaría dirigida y controlada por poderosos sistemas digitales, y en qué términos.

Mientras tanto, en nuestra querida Colombia seguimos perdidos en querellas muy poco relevantes no solamente para el mundo que estamos viviendo sino para el que se nos viene encima. Este libro trae notas y referencias bibliográficas que van desde la página 367 hasta la 489.

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