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El futuro del café se sirve en Estados Unidos

Las marcas deben entender que la tienda no es solo un punto de venta, sino un punto de encuentro, de expresión y de experiencia emocional.

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Sebastián Mejía. Columnista.
Sebastián Mejía. Columnista. | Foto: El País.

28 de nov de 2025, 02:52 a. m.

Actualizado el 28 de nov de 2025, 02:52 a. m.

El mercado del café en Estados Unidos está atravesando una evolución profunda. Ya no se trata simplemente de vender café, sino de ofrecer experiencias, bienestar, conveniencia, conexión emocional y propósito. Para las marcas globales que ven a EE. UU. como un laboratorio de tendencias o como un destino estratégico de expansión, comprender esta transformación es clave para competir con relevancia y visión.

El consumidor estadounidense está migrando hacia una cultura de café más exigente, más consciente y más abierta a la exploración. La premiumización del consumo se refleja en el crecimiento sostenido del café de especialidad. Los datos recientes de la Specialty Coffee Association (SCA) y la National Coffee Association (NCA) muestran que el 66 % de los estadounidenses tomaron café el día anterior y que el café de especialidad se encuentra en niveles récord. Esto no es una moda: es una redefinición del estándar. Las marcas deben ofrecer más que una bebida: deben construir una narrativa clara en torno a la calidad, el origen, la trazabilidad y el impacto.

Paralelamente, el formato y la conveniencia están reescribiendo las reglas del juego. El consumo fuera del hogar (‘out-of-home’) ha crecido, y los productos listos para beber (RTD – Ready-to-Drink) están ganando participación gracias a su combinación de sabor, funcionalidad y portabilidad. Esto obliga a repensar el modelo de negocio: ya no basta con tener tiendas; hay que estar presentes en múltiples canales, con formatos adecuados al ritmo de vida estadounidense y con una operación logística impecable.

La salud y el bienestar también han entrado a la conversación. El café ya no es solo un energético: es parte del estilo de vida saludable. El consumidor lo asocia con beneficios físicos, mentales y emocionales. Ingredientes funcionales como adaptógenos, extractos naturales o superfoods están apareciendo en nuevas mezclas. Para una marca global, esto implica adaptar productos, comunicar beneficios reales y moverse del discurso tradicional hacia un relato más integral de bienestar.

Pero si hay algo que define el mercado estadounidense, es su búsqueda constante de experiencia. La tienda de café se consolida como un ‘third space’ o tercer espacio: un lugar entre el hogar y el trabajo donde el cliente busca conexión, identidad, entretenimiento y comunidad. El fenómeno ‘coffeecore’, que mezcla café con diseño, arte y cultura pop, es una muestra clara de cómo el café trasciende lo funcional y se convierte en símbolo de estilo de vida. Las marcas deben entender que la tienda no es solo un punto de venta, sino un punto de encuentro, de expresión de marca y de experiencia emocional.

La trazabilidad, el origen y la sostenibilidad también ocupan un lugar prioritario. El mercado de cafés de origen único (‘single origin’) ha crecido, impulsado por consumidores que quieren saber de dónde viene lo que consumen y cómo fue producido. Ya no se trata solo de sabor, sino de ética. Las marcas deben contar historias reales, visibilizar al productor, hablar de impacto social y mostrar cómo su modelo genera valor para toda la cadena.

Todo esto obliga a repensar las estrategias de entrada y consolidación en EE. UU. Las marcas que aspiren a competir en este mercado deben construir modelos modulares, que permitan operar en distintos canales y formatos (tiendas, e-commerce, retail, RTD), pero sin perder identidad ni coherencia. No se trata de lanzar por lanzar, sino de validar, adaptar y construir con propósito. La omnicanalidad es fundamental, pero debe ejecutarse con autenticidad y con una visión clara de marca. La segmentación por generaciones también es crítica: los Millennials y Gen Z están marcando el camino, demandando más opciones frías, personalizadas, portables y alineadas con valores.

Estados Unidos dejó de ser un mercado de entrada para volverse uno de sofisticación. Las marcas que logren conectar con el consumidor estadounidense no serán necesariamente las más grandes, sino las más relevantes. Aquellas que combinen visión global con ejecución local, velocidad con coherencia, innovación con autenticidad. Porque en este nuevo escenario, el futuro del café no solo se prepara: se sirve, se vive y se reinventa en Estados Unidos.

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