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¿Qué te enloquece?

¿Por qué nos enloquecen las pecas femeninas y nos causa curiosidad hasta dónde llegan? ¿Y a ellas las manos grandes de los hombres?

19 de agosto de 2022 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Recientemente estábamos en unas conferencias en Cartagena y percibimos que, por problemas en el extractor de aire, todos salimos del restaurante con la ropa oliendo a aceite de cocina.

Cuando fuimos en la noche al evento social, una niña atractiva y portadora de varios kilos adicionales, se dio a la conquista de uno de mis amigos. Cuando ya ella se integró al grupo y tuve la confianza, le pregunté qué era lo que más le había atraído de mi compañero. Me susurró: “Me fascina cómo todo en él, huele a empanada”. Mi asombro era mayúsculo, lo que considerábamos motivo de pena, era un estimulante erótico para alguien.

Recordé entonces cómo en El Padrino, de Mario Puzo, la esposa de uno de los hijos menores de Don Corleone, le dice que añora el olor a pasas de su pelo. Aclaro, no era pasudo, era olor a uvas pasas.

Los expertos en comportamiento creen sabérselas todas en materia de atracción humana y recomiendan hacer énfasis en la sensación de seguridad, en las habilidades sociales, la iniciativa, buenos conversadores, simpatía, expresión corporal y muchas más, pero hay facetas de la conducta que no son fácilmente explicables.

¿Por qué nos enloquecen las pecas femeninas y nos causa curiosidad hasta dónde llegan? ¿Y a ellas las manos grandes de los hombres? Aparentemente hace parte de la búsqueda de seguridad que por tantos siglos enorgulleció la masculinidad, característica en vía de evaporación en la medida que la fuerza física va siendo menos importante y es desplazada por el conocimiento y la inteligencia emocional, elementos que no tienen género.
Otro amigo encuentra el mayor estimulante en la sudoración excesiva de su pareja. Se enfurece si entre el baile y la intimidad hay una ducha. ¿Será la búsqueda de la animalidad lo que orienta a muchos? Eso parecería responder la inquietud. Pero conozco alguien que les pide a sus parejas que usen gafas pues se le convierten en fetiches en esos juegos. Me ha dado pena preguntarle si las gafas tienen que ser de aumento pues eso respondería a una ayuda extra que mi amigo requiere para incrementar sus medidas.
La comida es otra forma de conquistar y seducir en ambas vías. Son muchos los que cayeron tendidos en las cocinas ante relaciones muchas veces sorprendentes, pero que se iniciaron en el sartén y lograron mantener el fogón encendido en el resto de la casa.
Todo esto para que no olvidemos que tras las poses de intelectuales y finos modales, hay animales racionales, pero al fin y al cabo animales, que tienen gustos, resabios y manera de ser conquistados, siguiendo el sofisticado manual que estamos aprendiendo de nuestras mascotas que tanto nos enseñan diariamente y enriquecen nuestras vidas.

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