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Misiva a un desmovilizado

Hermano desmovilizado:Sé que estás en esas circunstancias en las que uno...

15 de octubre de 2016 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Hermano desmovilizado:Sé que estás en esas circunstancias en las que uno no sabe si quedarse o irse. Si vestirse o ir al baño. Llevas tanto en el monte que abundan las dudas sobre cómo saldrán las cosas al regreso.Ya te han dicho que te encontrarás con la Dian, las EPS, Datacrédito. Te sorprenderá que cuando requieras un médico para solucionar un dolor intenso o esa rasquiña insostenible, la secretaria te dirá que con gusto te abre un campito en marzo de 2017. Y eso porque le caíste bien a ella, hoy más importante que el galeno.Llamarás a bancos, aerolíneas, oficinas de gobierno y te sorprenderá una máquina que te da diez opciones y ninguna te sirve; en otras te confundes y dudarás en silencio de tu inteligencia y peor, de tu lucidez. Al final no encontrarás cómo llegar a quien buscabas.Como sé que estás prevenido con tu seguridad, quiero prepararte para lo que observarás en cada semáforo. Docenas de personas se te vendrán encima, no te azares; no vienen por ti. El chorro que te lanzará un desconocido no es ácido, sino agua sucia para tu parabrisas. Cuando alguien llegue corriendo y deje en tu capó un Bon Ice, unas crayolas, chicles o libros para colorear, no es que estén replicando el atentado a Fernando Londoño, sino una forma de venta y antes de ponerse en verde te quitarán el surtido. Un tipo con un palo te golpeará las llantas, no reacciones, no es contra ti; me dicen que es para saber qué tal están los neumáticos pero usualmente las realmente infladas están dentro del vehículo. El fuego que alguien produce no es un lanzallamas, no te asustes, él se gana la plata poniendo candela en su boca humedecida con combustible. Todo esto es de locos, sí, pero es así.Aprenderás a conquistar pareja en medio de una competencia atroz. Te sorprenderán las mujeres urbanas. No es fácil entender que invitas a una a comer helado en El Peñón y terminas comprándole una cartera en Michú. Tú quieres verla a ella y ella quiere ver vitrinas. Siempre tendrán una razón para ir al mercado o al centro comercial. En mi casa, el pretexto es que faltan papayas y el carro del mercado sale lleno con todo, menos con papayas. Descubrirás unas especies nuevas que en tus años de selva no conocías: la suegra y los cuñados. Tú, enseñado a recibir órdenes del secretariado, ahora verás opiniones simultáneas y contradictorias del parentariado. Enloquecerás.Pero al final, hermano ‘Desmo’, descubrirás que esta región de orates tiene un encanto especial. Que por pesada que sea la carga familiar, pesa menos que el mortero. Que es mejor el remordimiento por hacer feliz a quien no debes, que hacer sufrir a quien no lo merece. Que no necesitas estar en la selva para sentir intimidad pues un beso a quien deseas en un andén, en medio de la multitud, también puede ser íntimo. Que no hay mayor fortuna que sentir amor, mejor abrazo que el de un hijo en el estadio cuando hace gol el Cali, ni podrás sentirte más rico que cuando recibes como regalo en la calle el helado que te gusta, escogido por quien amas, así la fortuna terrenal se te vaya un momento después, en otra cartera de Michú.

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