Los nombres de los restaurantes

Denominar un producto y más un restaurante es una misión de mucho cuidado. Me parece arriesgado llamarlos por el nombre de un ingrediente pues la indisposición con este puede bloquear la elección.

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1 de mar de 2019, 11:45 p. m.

Actualizado el 17 de abr de 2023, 10:52 p. m.

Denominar un producto y más un restaurante es una misión de mucho cuidado. Me parece arriesgado llamarlos por el nombre de un ingrediente pues la indisposición con este puede bloquear la elección. Recuerdo por ejemplo a ‘Ginger and Garlic’: quien detestaba el ajo se abstenía de ir. Lo mismo pasa con ‘Cilantro’ o con ‘La almeja’, encasillan exageradamente. Hay la moda de ponerles fechas como nombre, ‘1.621’ en el Santa Clara en Cartagena, lo que me parece errado pues es fácil enredarse. Cada vez que van a mencionar ese buen restaurante parece que la gente jugara baloto dando números.

Llamar un rico restaurante italiano como ‘El Padrino’ o ‘La mafia’ es desafortunado, pues de entrada tiene una connotación desagradable que limita su éxito social. Sin embargo, en Cartagena y Barranquilla se hizo famoso ‘Narcobollo’ pero este respondía a una embarrada de las autoridades que allanaron una cafetería donde producían suero costeño y bollos y ajá, los costeños, fieles a su espíritu folclórico montaron cipote restaurante con el nombre de ‘Narcobollo’ y se hizo famoso. Montó varias sucursales pero como anécdota, cuando montaron la de Miami, no les dejaron poner ese aviso.

No me gustan los restaurantes que denotan ordinariez en sus avisos. Ni ‘La patada de la mula’ ni ‘La verraquera’ pero a pesar de esa prevención, en Santa Marta es famosa una pizzería denominada ‘El Vómito’ en homenaje a una pizza que lleva de todo, maíz, queso, chorizo, butifarra, piña, pollo y la bañan en salsa rosada y salsa tártara con papitas fritas trituradas por encima. Decisiones que desafían el sentido común y sobreviven.

Hay que pensar en qué comer no es un vicio solitario. La gente lo prefiere en compañía y frecuentemente en pareja. Para ellas está en desuso el restaurante ‘Mamacita’ y el francés ‘La Madame’, muy pinchado hasta antes que detuvieran la apetitosa empresaria del sexo caribe.

La tendencia light y vegana, cada vez más fuerte, obligará a atraer este segmento desde su nombre, como el famoso ‘Bio’ de Sao Paulo. Entre los nombres nuestros, me encanta ‘Interno’, el restaurante de la cárcel San Diego en Cartagena, liderado por Johanna Bahamón, seleccionado en 2018 como uno de los dos mejores restaurantes colombianos en Suramérica.

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