El pais
SUSCRÍBETE

El reto de junio

Era casi una película. Los primeros camiones con mercados salieron hacia los sectores populares para llevar alimentos a cientos de familias confinadas y sin ingresos por cuenta de la pandemia.

22 de mayo de 2020 Por: Eduardo José Victoria Ruiz

Era casi una película. Los primeros camiones con mercados salieron hacia los sectores populares para llevar alimentos a cientos de familias confinadas y sin ingresos por cuenta de la pandemia. Los camiones no llegaron porque fueron asaltados por hordas con hambre. La logística de la distribución fue cambiando pues los riesgos de la seguridad se confabulaban contra la eficiencia de la entrega.

Se empezó a hacer a la madrugada, en carros pequeños para disminuir riesgos y entrar en los estrechos callejones del Oriente y la ladera. En esta, muchos de los mercados había que llevarlos al hombro pues las gradas son la única vía de acceso. La Fuerza Pública los acompañaba. Más personal, alimentación y combustible que obviamente encarecía el proceso.

Los trapos rojos, señal de hambre, en muchos casos se quitaban por horas y volvían a ponerse. Muchas familias no alcanzaban a recibir el mercado requerido; otras, numerosas, a los pocos días ya lo habían consumido y esperaban ansiosas la mano de la Alcaldía o del Banco de Alimentos.

A pesar del impresionante esfuerzo colaborativo de la Alcaldía, de la Iglesia Católica y del sector privado, es imposible pensar en que esto sea sostenible. No hay presupuesto municipal ni solidaridad privada que aguante una demanda tan grande de alimentos y servicios públicos. La segunda parte de la película es lo que podría pasar si se persiste en el confinamiento y la economía sigue paralizada. La delincuencia se manifestaría de las maneras más diversas aupada por el hambre y las necesidades vitales.

Nuestra economía informal está basada en la reactivación del aparato productivo. El más básico de los oficios, el lustrabotas o el vendedor de frutas de la esquina, ve viable sostener su familia si hay transeúntes que rumbo a su trabajo habitual, paran y compran. La lista de actividades encadenadas es inconmensurable.

Conozco muchos empresarios que con convicción, se comprometieron a sostener las nóminas. Nunca pensaron que esto iba a durar tanto. En el camino y ante la ausencia total de ingresos en sus empresas comenzaron a disminuir los salarios y ahora, a recortar empleos. He visto sus lágrimas y las de los empleados porque la decisión no estuvo en sus manos.

La alternativa es regresar a trabajar, a producir con entusiasmo y a cuidarnos con mucha responsabilidad. Bienvenido junio, no seremos inferiores al desafío que nos espera. Trabajar con salud y tesón.

AHORA EN Eduardo Jose Victoria Ruiz