A papaya servida...

Uribe seguirá señalando caminos similares pues su objetivo es ganar, indicando a Santos, o a Duque , o a Tomás, porque así es él.

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23 de abr de 2021, 11:45 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 06:58 a. m.

Hace algunos meses anunciamos aquí lo que se vendría en estas elecciones: la pandemia traería un empobrecimiento colectivo que afectaría gravemente las finanzas privadas y públicas. El endeudamiento se incrementaría ante la disminución de los ingresos fiscales; la caída en la demanda internacional golpearía la balanza comercial; el desempleo se dispararía; los logros para tener una clase media fuerte tendrían un gran retroceso y todo esto coincidiría con las elecciones presidenciales y de Congreso. Los enemigos de las instituciones pelearán en río revuelto y obviamente no mencionarán la pandemia, sino que dirán que los resultados económicos y sociales son consecuencia de un mal gobierno y que lo que se requiere es un viraje radical a la izquierda por la supuesta mediocridad reinante.

No voy a calificar este gobierno ni a mencionar los claroscuros que identifico. Lo que si quiero destacar es la equivocación tan monstruosa de los críticos, muchos de ellos empresarios y dirigentes, al irse lanza en ristre contra el Presidente y todo lo que a este se acerca, sin vislumbrar el desfiladero que hay detrás del telón. Algunos que manejan solo con retrovisor, se quedaron con la mirada fija en Santos, peleando con molinos de viento, pues siempre he creído que el santismo no existe y que este, al final de su mandato, no volvería a preocuparse por la política parroquial ni por sus amigos, porque así es él. Señalarlo no lo revive como sindicado, ni enaltecerlo aumenta su felicidad por lo logrado en Estocolmo.

Otros, le echan la culpa a Uribe, pues se votó por quien este señaló, con tanto carisma como inexperiencia. Uribe seguirá señalando caminos similares pues su objetivo es ganar, indicando a Santos, o a Duque , o a Tomás, porque así es él.

Entretanto los ciudadanos, los pensionados, los pequeños y medianos empresarios nos permitimos hacer parte de esa lucha grecorromana, para complacer a un grupo de personajes ávidos de poder que les conviene el conflicto fratricida para llegar ellos a gobernar con ‘el mismo brillo’ gerencial de pillos como Samuel Moreno, ineptos como Gustavo Petro o mandatarios que ponen por encima la emoción a la razón como Claudia Lopez.

Cada vez que leo lo que muchos conocidos escriben en las redes o predican con aire profético, imagino cuanta felicidad le dará a Gustavo Petro leerlos o escucharlos. Es momento de superar viejas prevenciones y de pensar en que en vez de papayazos odiosos debemos usar la inteligencia y la boca para inflar la balsa que permita salvarnos.

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