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Juan Esteban Ángel

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Don Ernesto

Don Ernesto nos enseñó que el verdadero valor de un hombre y su éxito no se mide por su riqueza, sino por el aporte que este haga en la construcción de una mejor sociedad.

23 de octubre de 2023 Por: Juan Esteban Ángel

La vida de don Ernesto de Lima Le Franc fue un recordatorio de que el éxito y la generosidad sí pueden ir de la mano.

Su visión empresarial, combinada con un inquebrantable compromiso con la responsabilidad social, lo convirtieron en un referente e inspiración. Don Ernesto creía que el éxito de una empresa no solo se medía en términos de beneficios financieros, sino también en la contribución al bienestar de la sociedad y al cuidado del medio ambiente.

Desde muy joven fue un visionario del mundo empresarial y adelantado con los temas de responsabilidad social; siempre creía que los altos índices de rentabilidad económica se relacionaban directamente con el tema social. Manifestaba que trabajaba para que su legado en la vida fuera dejar un mundo mejor al que encontró. ¡Y sí que lo logró!

Llegó al mundo del negocio de los seguros a los 18 años por una coincidencia, y desarrolló una exitosa y próspera trayectoria como empresario en este sector. Revolucionó la manera en la que se vendían seguros en el país, fundando, en 1954, la que hoy es una de las más grandes jugadoras del mercado de seguros en Latinoamérica, la organización De Lima, y aportó a la creación de más de 25 empresas en Colombia, empleando cerca de 5000 personas de manera directa e indirecta. Decía ser feliz con ser un generador de empleo.

Además de ser uno de los empresarios vallecaucanos más importantes de la región, fue abanderado de diferentes causas para su desarrollo, líder y referente cívico. Siempre tuvo interés por el desarrollo de la ciudad de Cali y de la región. Aportó a la consolidación de diversas organizaciones como el Comité Empresarial, hoy Comité Intergremial y Empresarial del Valle, ProPacífico, UAV, entre otras. Abogó y aportó para impulsar proyectos como la vía Mulaló-Loboguerrero, y la vía a Buenaventura, para que por fin tuviera una doble calzada completa; siempre hablaba de la conexión que debería tener nuestra región con el Ecuador, entre otras iniciativas que promovieran la competitividad de la ciudad y el departamento.

Por estos días cabe recordar también sus palabras en una entrevista hace unos años, refiriéndose al futuro de la región y del país; decía, que lo más importante que tiene Colombia por hacer es enseñarles a sus ciudadanos a elegir bien a sus gobernantes, a nivel nacional, regional y en las ciudades. “Es imposible que una ciudad o un departamento, menos el país, progrese si no está bien dirigido”.

Ernesto de Lima Le Franc falleció en Cali el pasado 17 de octubre, a los 91 años, pero su legado perdurará en el tiempo, como una fuente constante de inspiración por su visión, su espíritu empresarial, su perseverancia, pero sobre todo, por su don de gente. La mejor forma de honrar su memoria es que entendamos la importancia que tienen las empresas en el desarrollo del país y que estas son pilares fundamentales para la generación de empleo y oportunidades, brindando bienestar a sus habitantes.

Don Ernesto nos enseñó que el verdadero valor de un hombre y su éxito no se mide por su riqueza, sino por el aporte que este haga en la construcción de una mejor sociedad. Ojalá que sus valores sean emulados por las nuevas generaciones. Su legado debe ser un ejemplo de inspiración para los jóvenes emprendedores del Valle del Cauca y Colombia para seguir impulsando el crecimiento de esta región.

Tuve la fortuna de compartir diversos espacios con él, los cuales fueron enriquecedores, siempre con su generosidad para escuchar y enseñar. Hoy quiero unirme a través de esta columna a las voces de muchos en reconocimiento a su vida y obra como un vallecaucano ilustre y enviarle un saludo fraternal a su familia y a todos sus allegados. Que Dios lo tenga en su gloria. Muchas gracias, Don Ernesto.

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