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Un país de ‘progres’

Ese adjetivo cae como anillo al dedo a algunos miembros de la Corte Constitucional a los que les encanta emitir fallos muy modernos y osados, pero que no consultan la realidad del país.

13 de junio de 2019 Por: Diego Martínez Lloreda

‘Progres’, apócope, de la palabra progresistas, es el término que usan los españoles para llamar, de forma sarcástica, a aquellas personas a las que les gusta posar de vanguardistas.

Ese adjetivo cae como anillo al dedo a algunos miembros de la Corte Constitucional a los que les encanta emitir fallos muy modernos y osados, pero que no consultan la realidad del país.

Como el que tumbó los artículos 33 y 140 del Código de Policía Nacional que prohibían el consumo de estupefacientes y alcohol en lugares públicos.

Básicamente, la Corte asegura que esa prohibición atenta contra el libre desarrollo de la personalidad. En palabras textuales, ese Tribunal sostiene que esa prohibición no es razonable.

Varios de los argumentos que planteó la magistrada Diana Fajardo, ponente del fallo, denotan una total desconexión de los miembros de ese tribunal con el día a día del país.

Por ejemplo, la magistrada sostiene que “no necesariamente el consumo de ese tipo de sustancias genera la alteración de la convivencia”.

Por favor, en qué país vive esa señora. Ignora, por ejemplo, que una de las mayores causas de riñas en el país es precisamente el consumo de alcohol. Y que el día de la madre es uno de los días más violentos del año, precisamente por que la gente se excede en la ingesta de trago.

Asimismo, desconoce que en las principales ciudades del país, uno de los mayores inductores de los homicidios es el consumo de licor o de sustancias sicoactivas. Así que no nos venga con el cuento de que no hay relación entre el consumo de esas sustancias y la alteración de la convivencia.

La magistrada también sostiene que no hay relación entre el consumo de esas sustancias y la afectación del espacio público. Parece que la buena señora jamás se ha pasado por uno de los muchos parques que se han tomado los jíbaros y los marihuaneros.

Lo cierto es que en su afán de proteger el cacareado libre desarrollo de la personalidad, la Corte atenta de forma flagrante contra los derechos de los seres más vulnerables de la sociedad: los niños. Que son los que más se debían proteger.

Es evidente que los grandes afectados con el consumo de esas sustancias en los parques y otros espacios públicos son los niños. Primero porque están siendo desplazados, por marihuaneros y borrachos, de los pocos espacios que tienen para disfrutar.

Pero, por encima de todo, porque ese consumo abierto es una clara incitación a que los niños caigan en esos vicios. Primero por la curiosidad natural que tienen los menores, que los puede llevar a querer probar aquello que esos señores tan alegremente están consumiendo a plena luz del día.

Y segundo porque es bien sabido que la estrategia de los jíbaros para captar nuevos clientes es ofrecerles, principalmente a los niños, sus productos gratis. Y el parque es un espacio ideal para que los jíbaros puedan reclutar nueva clientela.

En fin, como no me interesa que me consideren ‘progre’ y así me llamen dinosaurio, estoy convencido de que la Corte Constitucional, y todos los demás tribunales, tienen que pensar primero en proteger a nuestros niños.

Y por lo tanto, deben suprimir de tajo cualquier factor de riesgo que se cierna sobre ellos. Como el embeleco de proteger el libre desarrollo a la personalidad de unos marihuaneros y de unos borrachos.

Sigue en Twitter @dimartillo

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