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El fallo y la encuesta

La diferencia entre el fallo de la Corte Internacional de Justicia,...

13 de septiembre de 2013 Por: Diego Martínez Lloreda

La diferencia entre el fallo de la Corte Internacional de Justicia, en el litigio con Nicaragua, y la vertiginosa caída de la imagen del presidente Juan Manuel Santos es que mientras el primero es irreversible, la segunda no. Mejor dicho, aunque le resultará complicado al Mandatario cambiar la percepción que la gente tiene de su gobierno, hay mucho por hacer en ese propósito. En cambio con el fallo de la CIJ, aunque no nos guste, es poco lo que se puede lograr. Por ello, es clarísimo que el enérgico pronunciamiento de Santos en el que manifestó que el fallo es inaplicable mientras no se suscriba un tratado con Nicaragua, se hizo más pensando en los líos que tiene el gobierno al interior del país que en litigios internacionales. A pesar de que esa intención es evidente, parece que el Presidente se salió con la suya. El pequeño chauvinista que todos llevamos por dentro y que solo suele emerger cuando juega la Selección Colombia, salió a florecer. Y todos quedamos felices de que nuestro gobernante, por fin, pusiera a raya el ‘expansionismo’ nicaragüense.Pues que pena aguar el orgullo patriótico, pero la verdad es que la posición asumida por el Gobierno Nacional va a tener muy pocos efectos prácticos. Entre otras cosas porque el problema no es que nosotros no apliquemos el fallo, sino que Nicaragua lo está aplicando desde el mismo momento en que la CIJ se pronunció.Los pescadores nicaragüenses hacen sus faenas sin problemas en las aguas que la CIJ le entregó a su país; ya pusieron a marchar un proyecto para hacer un canal interoceánico y están buscando empresas que se le midan a buscar petróleo en la zona. Lo cual muestra que, para aplicar el fallo, los ‘nicas’ no tienen que sentarse a esperar a que Colombia lo acate.Lo que el chauvinista que llevamos dentro nos ha impedido ver es que la actitud asumida por Santos puede revertirse en contra del país. Porque si Colombia declara inaplicable la parte del fallo que le entregó a Nicaragua 75.000 kilómetros de mar que nosotros (y nadie más) considerábamos nuestra, los nicaragüenes bien podrían decir que no aplican la parte del fallo que reconoció la soberanía de Colombia sobre San Andrés, Providencia y los cayos ubicados en la zona. Y es que en medio de la ola patrioterista que ha desatado el más reciente pronunciamiento de la CIJ se nos olvida que en ese litigio no todo fueron pérdidas. Incluso me atrevo a afirmar que fueron más las ganancias porque la Corte de La Haya enterró para siempre las pretensiones de Nicaragua sobre el archipiélago de San Andrés. Pero también enterró nuestra intención de que la frontera marítima con el país centroamericano fuera el paralelo 82.La situación es simple: Colombia hace tiempo aceptó la competencia de la CIJ para intervenir en el litigio con Nicaragua. Y ahora, porque el fallo que emitió esa Corte no favoreció todas nuestras aspiraciones, no podemos desconocer esa competencia. Lo sensato, entonces, es sentarnos a negociar con Nicaragua, no unos límites porque esos ya los fijó la CIJ, sino la forma para que ese fallo impacte lo menos posible a los habitantes del archipiélago sanandresano. Lo demás es histrionismo electorero y patrioterismo trasnochado.

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