Colombia en España

Durante mis años acompañando a empresas en su expansión internacional, he vivido de cerca los retos y las oportunidades que implica entrar a un nuevo mercado. Salir del territorio nacional para buscar negocios, especialmente en Europa, puede parecer un camino complejo: regulaciones exigentes, diferencias culturales y un entorno altamente competitivo. Sin embargo, hay un destino que, por experiencia propia, sé que puede ser la mejor puerta de entrada, España.

Lo anterior, no solo por el idioma que compartimos o por la historia que nos une. El país Ibérico ofrece un ecosistema empresarial moderno, receptivo y estratégicamente conectado con el resto de Europa y el norte de África. Es una nación que reconoce y valora el talento latinoamericano, y que brinda condiciones ideales para dar ese primer paso hacia el mercado del viejo continente.

Por otro lado, la afinidad cultural y lingüística nos da una ventaja inmediata: las negociaciones fluyen con naturalidad, las relaciones se construyen con mayor rapidez y la adaptación es mucho más sencilla que en otros países. Esto reduce la curva de aprendizaje y acelera la puesta en marcha de cualquier proyecto.

A esta cercanía, se suma un marco legal y comercial favorable. El acuerdo entre Colombia y la Unión Europea ofrece beneficios arancelarios y facilidades para exportar, lo que nos permite llegar con más competitividad a uno de los bloques económicos más poderosos del planeta con España como plataforma natural hacia otros destinos y el norte del continente africano.

En los últimos años, esta nación ha fortalecido su ecosistema empresarial con cámaras de comercio, programas de soft landing, aceleradoras y fondos de inversión que miran cada vez más hacia América Latina. Ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia son focos de tecnología, logística, gastronomía y servicios, en sintonía con la oferta colombiana en sectores como café, moda, alimentos procesados, diseño y productos de belleza natural. Nuestra autenticidad, creatividad y calidad son atributos que hoy valora un consumidor europeo exigente y curioso.

Mi invitación a los empresarios colombianos es simple: atrévanse a mirar más allá de nuestras fronteras. Exportar no es solo vender en otro país, es crecer en volumen, diversificar riesgos y posicionar la marca en escenarios de mayor competitividad. No limitemos nuestra ambición al mercado local cuando tenemos el talento, los productos y la visión para competir en grande.