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La JEP y la paz

El crítico musical Rafael Quintero ha subido a su muro de Facebook un análisis de las objeciones del presidente Duque a la legislación encaminada a implementar la JEP que pone al desnudo...

21 de marzo de 2019 Por: Carlos Jiménez

El crítico musical Rafael Quintero ha subido a su muro de Facebook un análisis de las objeciones del presidente Duque a la legislación encaminada a implementar la JEP que pone al desnudo qué es lo que realmente hay detrás de las mismas. Y que no es más que la obstinada resistencia de la peor parte de nuestra dirigencia a cumplir dos puntos básicos de los acuerdos de paz suscritos por el Gobierno Nacional que permitieron la desmovilización de las Farc.

El primero es la obligación de restituir a sus legítimos propietarios las tierras de las que fueron despojados violentamente. Y el segundo es el establecimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz. La JEP. Si la primera obligación supone devolver los bienes y tierras que ya daban por definitivamente suyas, resguardados en el mejor de los casos, por una más que dudosa buena fe en la compra de las mismas a supuestos o reales terceros.

La segunda, argumenta Quintero, les resulta aún más onerosa porque los expone a ellos, que se considera la única gente verdaderamente honrada y decente del país, a ser enjuiciados por una instancia jurídica que, a diferencia de la ordinaria, no les garantiza de antemano la ‘respetable impunidad’ de la que ha solido gozar nuestra clase dirigente. No aceptan bajo ningún concepto verse sentados en el banquillo de los acusados respondiendo por unas acusaciones formuladas tanto por sus víctimas como, incluso, por quienes fueron sus instrumentos, sus aliados o sus cómplices en actos criminales de los que han sacado indudablemente provecho.

Ni siquiera les mueve a consentir que esto ocurra el hecho indudable de que la Jurisdicción Especial para la Paz obedece no tanto a un ánimo punitivo como a la voluntad de reparar simbólicamente a las víctimas de la más larga y despiadada de las guerras fratricidas que hemos padecido. Y que, por lo tanto, pueden esperar que una vez establecida la verdad de su participación en hechos criminales puedan ser absueltos en beneficio de la reconciliación nacional a la que aspira la inmensa mayoría de los colombianos para poner fin al ciclo interminable de enfrentamientos cainitas que aún nos mantiene postrados.

Por esta razón, concluye pesimista Quintero: “Se enfrentarán a la restitución de tierras, como ya lo anunciaron, a sangre y fuego. Y no permitirán que por la JEP el país conozca su verdadero rostro. Para ellos solo puede haber un delincuente: las Farc. Ellos: ¡Jamás!”.


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