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Más mitos sobre la depresión

Las mentiras sobre su tratamiento hacen tanto daño como la enfermedad misma.

23 de junio de 2019 Por: Carlos E. Climent

“Los antidepresivos son peligrosos y producen peores efectos que la enfermedad”.
Falso. Esa es la novela creada por los enemigos de los psicofármacos que dictan cátedra sin tener conocimiento sobre el particular, ignorando que el médico que le niegue a un paciente deprimido los beneficios de una terapia farmacológica antidepresiva idónea está haciendo una mala práctica y se expone a una demanda legal. Bien administrados no representan ningún peligro. Los efectos secundarios se limitan a molestias superables, insignificantes, frente a los beneficios que producen.

“Los antidepresivos producen adicción”.
Falso. Ningún antidepresivo genera adicción porque no produce euforia o tranquilidad inmediatas (que es lo que busca el adicto para aliviar de manera instantánea síntomas molestos). El antidepresivo tomado a niveles suficientes, empieza a producir en un tiempo relativamente corto, un cambio profundo a nivel bioquímico cerebral que llevará a una mejoría estable si se lo utiliza sin interrupción por un tiempo adecuado. Una vez que se inicia la mejoría, la persona deprimida va adquiriendo una visión gradualmente más optimista de la vida y experimenta una disminución evidente de los síntomas desagradables.

“La familia no se debe entrometer en el proceso de tratamiento pues es un asunto exclusivo entre el paciente y el médico tratante”.
En general es recomendable que los parientes más cercanos del enfermo estén informados para acompañar a sus seres queridos en el proceso. Pero también para orientar al médico, ya que la depresión es el enemigo oculto que despista a su víctima, la abruma con variados síntomas y desorienta al médico, quien muchas veces se limita a las causas orgánicas.
Una familia informada se convierte en participante activa del proceso de tratamiento, podría incluso hablar abiertamente sobre la enfermedad y decirle al médico: “Le traemos un paciente deprimido, hemos recorrido todo el sistema médico. No queremos más exámenes, queremos una solución efectiva para un problema que nos superó a todos”.

“Lo único que hacen los médicos es recetar pastillas”.
Esa es una generalización, pues si bien hay médicos que se limitan exclusivamente a prescribir medicamentos, hay otros que tienen una visión humana del paciente y de sus circunstancias. Ese profesional realiza una intervención psicoterapéutica teniendo en cuenta factores personales, familiares y medio ambientales y por supuesto, utiliza fármacos cuando son necesarios.

“El pronóstico de la depresión es siempre malo”.
Falso. La depresión, tratada por métodos confirmados científicamente, es una de las enfermedades médicas con los mejores índices de recuperación. Más del 95 % de los pacientes con depresión mejoran en el primer mes de tratamiento y pueden volver a una vida normal.

Cuando se niega la naturaleza de la enfermedad o se recurre a consejeros prepotentes cuyo interés es promover sus propios métodos con exclusión de otros o se niega el mérito del tratamiento médico idóneo, se ha ingresado al terreno de las hipótesis tan cercanas al pensamiento mágico.

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