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La marihuana y el cerebro en formación

Fumar marihuana tiene graves consecuencias.

27 de junio de 2018 Por: Carlos E. Climent

La creciente avalancha comercial a favor de la marihuana (para unos cuantos usos médicos), no puede ignorar que se trata de un potente psicoactivo con serias consecuencias para el cerebro en formación.

Basta recordar una investigación*, entre muchas otras, que documenta las graves consecuencias a corto y a largo plazo del uso temprano de la marihuana y que están representadas en trastornos mentales diversos, problemas legales y abuso de otras drogas como el alcohol.

De los 136 preadolescentes usuarios de marihuana que participaron en ese estudio, uno de los más completos sobre el tema del impacto de esta potente droga en el cerebro preadolescente, quienes la habían utilizado antes de los 13 años sufrían las peores consecuencias.

Por ejemplo, tenían un riesgo mayor de realizar intentos suicidas (32 vs 19 %), sufrir estrés postraumático (16 vs 6 %) y hacer una dependencia a los alucinógenos (44 vs 27 %).

Quienes se inician más tempranamente tienden a adquirir, además, la adicción al cigarrillo. Lo anterior sin mencionar el síndrome de desmotivación que afecta a la gran mayoría de los usuarios en cualquier edad.

Los adultos responsables, que suelen ser los últimos en enterarse, deben saber que el consumo comienza en la adolescencia, que la droga está en todas partes y que la tolerancia generalizada al uso del alcohol es una de las principales razones de la adicción en jóvenes.

Es necesario entender que lo más importante para evitar tales consecuencias es anticiparse a los hechos y actuar antes de que se produzca la dependencia. Lo que se logra manteniéndose en alerta desde muy temprano al respecto de las conductas y actitudes del joven. Pues no se puede pretender que las intervenciones van a ser muy efectivas cuando se inician a los 20 años y el joven está en contacto con el mundo de las adicciones desde los 15.

Si bien no se sabe con certeza cuál es el mejor programa de prevención en drogadicción, no hay duda que las intervenciones tempranas son las más efectivas. Iniciar programas de prevención primaria en la adolescencia es aceptable. Es lo habitual, pero no lo más razonable. Las más eficaces intervenciones preventivas para el uso de cualquier sustancia, en especial la marihuana, deben comenzar en la casa desde la más tierna infancia. Dar inicio a los programas de prevención en la adolescencia es demasiado tarde pues muchos ya han realizado su primera inducción a las drogas (obviamente a espaldas de sus mayores: no solo sus parientes sino sus maestros).

Los padres que no confunden amor con tolerancia indiscriminada, están más cerca de realizar una crianza saludable y equilibrada al convertirse en el lóbulo frontal de sus adolescentes. (Ver la columna anterior). Lo cual equivale a enseñar con el ejemplo, con el acompañamiento generoso en tiempo y con la capacidad de imponer límites de manera consistente.

Ese modelo vivido a lo largo de los años y desde muy temprano, contribuirá a blindar a los jóvenes en formación frente a las ofertas de todos los días.

*Mahfoud, Y., American Society of Addiction Medicine April 16, 2010

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