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El trastorno fronterizo de la personalidad

El trastorno “borderline” o fronterizo de la personalidad con frecuencia se confunde...

5 de junio de 2016 Por: Carlos E. Climent

El trastorno “borderline” o fronterizo de la personalidad con frecuencia se confunde con otros trastornos mentales entre los que cabe destacar la esquizofrenia, la bipolaridad en todas sus presentaciones como por ejemplo las ciclotimias, los aceleramientos francos o los estados de ánimo depresivos. Otras veces se presenta de manera simultánea con los trastornos de control de los impulsos como la bulimia, tan ligados a las conductas adictivas como el juego, las conductas promiscuas y las adicciones al alcohol y otras drogas.Las personas que sufren de esta enfermedad tienen una sensación de vacío crónico o de duda sobre su verdadera identidad o función a cumplir en la vida, alteraciones anímicas inexplicables, relaciones afectivas inestables, una gran sensibilidad para descompensarse frente al estrés o arranques frecuentes de impulsividad autodestructiva.En sus formas atenuadas, es decir aquellas que no llenan los estrictos requisitos diagnósticos, es mucho más frecuente de lo que las estadísticas muestran. Algunos personajes que conforman el amplísimo universo de estos pacientes sirven de ilustración:El adolescente impulsivo que tiene que recurrir a la marihuana, al alcohol o a otras drogas, a la bulimia o a las conductas sexuales promiscuas para combatir sus inseguridades.Al adulto joven que realiza esfuerzos desesperados para combatir el temor al abandono y se la pasa en tórridos romances de corta duración con personas inadecuadas que a duras penas conoce. Son ilusiones que comienzan muy bien pero terminan en grandes frustraciones, embarazos no deseados, rompimientos dramáticos, duelos eternos y mucho sufrimiento.La persona iracunda que tiene frecuentes accesos de rabia incontrolables y se descompensa con gran facilidad por cualquier razón por pequeña que sea.El ejecutivo exitoso, soltero maduro, que se queja de la soledad en la que trascurre su vida. Este personaje se la pasa buscando desesperadamente una compañía femenina pero invariablemente le encuentra reparos a todas y cada una de las candidatas que le presentan. Probablemente sufre de temores a la intimidad y tiene serias dudas al respecto de su propia identidad.Los anteriores, entre muchísimos otros, son los personajes que se pasan la vida sorteando, sin entenderlas, dificultades interpersonales variadas.Algunos de ellos consultan a los especialistas y con frecuencia son tratados por el síntoma puntual (angustia, inestabilidad emocional, insomnio, depresión, farmacodependencia, etcétera). Pero resulta que el alivio del síntoma, que el terapista debe buscar, no es sino una parte de la solución del problema. Es necesario comprender que hay una base mucho más amplia que explica buena parte de las dificultades crónicas y que hay que atender para llegar a soluciones más definitivas.El hacer conciencia sobre esta enfermedad y el precisar sus características clínicas permite realizar intervenciones más adecuadas y oportunas evitando así el sufrimiento y el deterioro psicosocial del paciente.

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