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Replantear la arquitectura

La necesidad de una visión crítica de la arquitectura profesional actual es la conclusión a la que de nuevo se llega

8 de noviembre de 2017 Por: Benjamin Barney Caldas

La necesidad de una visión crítica de la arquitectura profesional actual es la conclusión a la que de nuevo se llega, generada esta vez por una reciente reunión de arquitectos latinoamericanos, convocada en La Habana por José Ramón Moreno, arquitecto español estudioso del tema, y que se debería denominar, mejor, de arquitectos iberoamericanos, recordando que nuestra arquitectura tradicional deriva de la hispano musulmana, y que la vulgarización de la arquitectura moderna y sobre todo del nuevo urbanismo, ha sido fatal para muchas de nuestras ciudades, acabando en algunas de ellas con sus pequeños centros históricos como ha sido el lamentable caso de Cali.

El asunto es que es ineludible replantear a fondo nuestra arquitectura, principiando por su enseñanza en las universidades, y por lo tanto su practica profesional, los concursos de arquitectura, la protección del patrimonio arquitectónico y, especialmente, el emplazamiento de las nuevas construcciones en las ciudades. La gran arquitectura fue por milenios para el poder religioso, real, militar, burgués y, ahora, económico, que precisaban edificios monumentales pero que hoy es además para todos los usos y personas, casi siempre en ciudades que ya existen y que debería completar y mejorar y no ‘empeorar’ como suele suceder en Colombia.

Además hay nuevos requerimientos para la construcción, como su sostenibilidad, es decir su climatización pasiva, iluminación natural, reutilización del agua de la lluvia y la ya utilizada, la captación de energía solar en sus cubiertas y, muy especialmente, usar todo lo construido buscando que su renovación sea fácilmente adecuable, renovable en el futuro y, finalmente, reciclable cuando sea imprescindible demoler ciertas construcciones. También está el nuevo aspecto técnico debido a los nuevos sistemas de construcción y los nuevos especialistas necesarios, lo que lleva a más trabajo interdisciplinario. Y, desde luego, está lo contextual, que exige considerar de entrada el clima, el entorno, las tradiciones y la ciudad.

Por eso se precisan nuevos enfoques para la enseñanza de la arquitectura y establecer más carreras paralelas como urbanismo, paisajismo, construcción, diseño de interiores y mobiliario, teoría e historia, y reubicar la carrera de arquitectura propiamente dicha como un posgrado lo que significaría menos arquitectos y mejor formados. Y por lo tanto se necesitan nuevos planes de estudio en función de todo lo anterior, es decir dirigidos a la sostenibilidad, las nuevas técnicas y a considerar con respeto los diferentes contextos de las nuevas construcciones en las ciudades, en las que el arquitecto debe trabajar transdisciplinariamente con el apoyo de historiadores, especialistas e ingenieros varios.

Y hablar críticamente de las obras y menos de sus autores. Reconocer lo propio y después sus referentes internacionales. Abocar las construcciones comunes no como monumentos si no como nuevas partes de entornos preexistentes en los que importa es la unidad y no la diferencia. Partir de la técnica para llegar al arte, como en la arquitectura militar del pasado, y no al revés, lo que lleva al espectáculo efímero la mayoría de las veces. Completar las fachadas de las calles tradicionales (paramentos, alturas, vanos, colores) en lugar de insistir en la singularidad de cada nuevo edificio, y que los nuevos conjuntos generen un entorno urbano y no la repetición especulativa y sin imaginación del mismo bloque.

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