Columnistas
Así funciona la magia
La norma solo aparece cuando todo se vuelve oficial y ya es inútil intervenir, las decisiones verdaderamente influyentes se tomaron antes, en un escenario que nunca figura en los balances públicos
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8 de dic de 2025, 01:29 a. m.
Actualizado el 8 de dic de 2025, 01:29 a. m.
Esconder lo esencial a plena luz es la vieja costumbre de la política colombiana. Al ciudadano le ofrecen espectáculo, jamás la tramoya donde se reparte el poder. Mientras escuchamos promesas y caravanas, los verdaderos jugadores llevan meses moviendo fichas en silencio, financiados por manos invisibles y cuentas sin control. Nos habituamos a que la transparencia llegue siempre tarde, como una carta extraviada que encuentra al destinatario ya muerto.
Se acerca el cierre de la precampaña rumbo a 2026, fase ya afianzada en cada ciclo electoral, que oficialmente no existe y aun así gobierna cada movimiento, un periodo donde el dinero circula sin nombre ni límite. La norma solo aparece cuando todo se vuelve oficial y ya es inútil intervenir, las decisiones verdaderamente influyentes se tomaron antes, en un escenario que nunca figura en los balances públicos.
Los comités de firmas se reproducen como chispas en un cable pelado y alimentan viajes, afiches y ejércitos digitales que jamás aparecen en un registro. Hace casi dos décadas los bautizaron ‘grupos significativos de ciudadanos’ para darles un barniz de pureza, aunque en la realidad se volvieron la alcancía favorita de quienes aspiran a competir sin revelar de dónde proviene el caudal que los impulsa.
Ir a ‘por firmas’ tuvo tal éxito que dejaron a los partidos en condición casi ornamental dentro de las elecciones uninominales. Hoy, más que organizaciones políticas, parecen casonas fatigadas, habitadas por veteranos que prefieren no admitir su desgaste, asomados a la ventana mientras observan cómo sus antiguos inquilinos se trasladan a torres nuevas sin administrador ni reglas que limiten sus avideces.
Todo ocurre ante instituciones que deberían vigilar, aunque en realidad parecen sumidas en un sopor eterno. Cuentas Claras, la plataforma oficial donde las campañas reportan sus ingresos y gastos, despierta cuando el grueso del dinero ya pasó y solo recoge lo que estas deciden declarar. Un espejo pulcro frente a un cuarto oscuro, donde las cifras rara vez coinciden con el despliegue, mientras aspirantes que juran no gastar llenan municipios de vallas y compran propaganda digital dirigida a invisibles.
Grave problema es que el Estado no posea mecanismos sólidos de verificación inmediata con bancos, Dian o la Uiaf, lo que permite que grandes sumas se evaporen sin dejar rastro. La regulación sigue anclada en una política analógica en decadencia, y el CNE permanece como el ratón cuidando el queso, confiable solo en sus inclinaciones.
Cuando estalla un escándalo de financiación, el elegido ya consolidó poder, acomodó aliados y blindó su silla. Ocurre ahora con Petro, que, cerrando su sainete y envuelto en excesos —incluidos los de una campaña cuyos desórdenes financieros siguen sin aclararse—, ensaya justificaciones para presentarlo todo como persecución.
Este caso de la campaña Petro 2022, recientemente sancionado por el CNE, confirma que nada roza al vencedor. Las culpas recaen en gerentes, tesoreros o peones prescindibles. La política colombiana perfeccionó un sistema que traslada responsabilidades y aplica normas solo cuando no estorban.
Puede que suene excesivo generalizar, pero qué indignante, reprochable, es esta política nuestra. Cada día dejamos que la democracia tambalee mientras aceptamos la farsa convertida en hábito y seguimos a esos faros que alumbran lo que les conviene, pero eluden cada cita con la transparencia. Esa es la magia, lo esencial desaparece mientras aplaudimos el truco.
Claridades: Tal vez el verdadero riesgo no sea la trampa, sino la incompetencia de políticos que doblan instituciones y juegan con el pan de la gente para encubrir su propio caos. La democracia se resquebraja cuando aceptamos abuso e ineptitud como si fueran el costo inevitable de ser gobernados.

Consultor internacional, estructurador de proyectos y líder de la firma BAC Consulting. Analista político, profesor universitario.
6024455000





