Ponte en la cabeza la corona del Eterno
¡Avanza el Adviento! La fuerza de la Palabra Divina se hace esperanza...
¡Avanza el Adviento! La fuerza de la Palabra Divina se hace esperanza cumplida con esta bella invitación del profeta Baruc: Paz en la justicia y gloria en la piedad; aquí se revela toda la actualidad del mensaje salvador. No puede existir otra razón para que Dios se revele que ver al hombre cubierto de su resplandor, transformado y de nuevo identificado con su Creador. Con razón el gran Padre de occidente San Agustín afirma: Dios se hizo hombre. ¡Oh hombre! Mira que eres hombre. Dios se hizo hombre por ti, y tu, no quieres reconocer que eres hombre?. De parte nuestra tiene que haber una respuesta capaz de disponer el corazón y la vida, que en no pocas ocasiones opta por los caminos tortuosos y nefastos del mal léase pecado que nos hace perder el deseo de la gloria y el triunfo de lo eterno.Las huellas del pecado laceran de forma dramática nuestro mundo, hasta hacernos perder el sentido de la trascendencia; es el gran mal que padece nuestra humanidad hoy: negar toda posibilidad de gozar de los bienes eternos, pues solo valen los tangibles y efímeros de este mundo: por ello cuántos tuercen el sendero de su existencia hasta caer en los senderos escabrosos del mal. Somos testigos a diario del poder del mal que obnubila la mente y enceguece el corazón; así no es posible escuchar el mensaje de salvación que trae Dios.Preparándonos para celebrar el maravilloso acontecimiento de la Luz que viene a este mundo, hemos de disponer todos los sentidos para librarnos del nefasto materialismo que nos impide elevar nuestra condición hacia Dios. Es tiempo de gracia y de llamado a lo más profundo de las conciencias para poder entender el inmenso valor de la encarnación y cuál es realmente su fin: Dios se hizo hombre a fin de mostrarse al hombre para que el hombre lo viera y lo siguiera. ¡Oh hombre, por quien Dios se hizo hombre! Debes creerte grande en verdad (San Agustín Sermón 380).