El despertar

El despertar no ha sido fácil. En el primer fin de semana sin cuarentena los colombianos se enloquecieron.

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10 de sept de 2020, 11:45 p. m.

Actualizado el 24 de abr de 2023, 01:29 p. m.

El despertar no ha sido fácil. En el primer fin de semana sin cuarentena los colombianos se enloquecieron. Los que hacían piques en la carretera al mar no se les olvidó, ni hicieron actos de contrición, simplemente como niños maleducado tan pronto se relajaron las restricciones corrieron a hacer lo mismo. Salieron desaforados a celebrar fiestas en medio de la vía, a consumir droga y licor. ¿Será que se necesita otra ley seca o poner un CAI de Alta Montaña en el 18, sitio estratégico en la carretera al mar donde convergen vías de diferentes corregimientos?
Allí se llega de Dapa, de la Elvira, de Dagua. El Departamento ante el titubeo de Cali y Dagua ha ofrecido encargarse del problema, amanecerá y veremos.

Por otro lado, el efecto dominó de las manifestaciones en Estados Unido
por el bestial asesinato de George Floyd fue aprovechado por los manifestantes profesionales o seguramente los que perdieron su puesto, o los vándalos, o los amigos de lo ajeno cuyos ingresos también disminuyeron con la cuarentena para causar caos en Bogotá, Cali y Medellín.

Qué tenían que hacer los caleños al salir a destruir un CAI sino lo hicieron nunca en solidaridad con las masacres, los asesinatos de los líderes sociales, la violación de la niña indígena. Puro embeleco y una excusa para causar caos, ¿o será el efecto de una sociedad anárquica que solo obedece por miedo?

En la parte individual el despertar para los trabajadores independientes es un duro golpe.

A Lolita la masajista de 87 años, que iba de casa en casa visitando sus clientes y con sus manos mágicas quitaba lumbagos, tendinitis, ciática etc., después de un mes en vivir con su hijo y nuera prefirió la independencia a la seguridad. Llamó a sus diferentes clientas y como en la economía del regalo todas se comprometieron a ayudar, unas con el mercado, otras con los servicios, las más con el arriendo. Lolita quiere volver a trabajar, pero a su edad, ¿cómo hacerlo? ¿Cómo volver al transporte público a recorrer las calles?

Alix la mujer taxista, la que nos recogía en el aeropuerto El Dorado conocía los recovecos de la capital, recogía a los nietos cuando llegaban solos del exterior y los llevaba a su casa. Ahora me cuenta que con la pandemia tuvieron que entregar el carro. El Dorado ha estado cerrado hasta ahora, y como taxistas del aeropuerto, a los trabajadores independiente no les ha llegado ningún auxilio del gobierno. Pablo su esposo tiene diabetes, es mayor y nunca cotizó para la pensión. Alix se rebusca. En un principio vendió gel antibacterial, pero alguien la sacó más barata, lo mismo hizo con los tapabocas y ahora vende yogurt, pero también llama a sus antiguos clientes que cuando llegaban a Bogotá ella los transportaba a pedirles un SOS. Así como Alix y Lolita después de tener una ocupación ahora viven del duro rebusque, y así como ellas quién sabe cuántos más colombianos han tenido que extender la mano.

Sigue en Twitter @Atadol

Profesión Abogada, PhD en Gobierno de la London School of Economics. Fue directora del programa de TV el Agora y la Lupa. Miembro de La Comisión Preparatoria sobre Administración Pública de La Asamblea Nacional Constituyente 1991. Promotora y madre del Artículo 40 de la Constitución o Ley de cuotas 1991. Miembro del Comité Asesor de Poder de “El País” 2010. Escribe para el periódico desde el 2005.

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