Cambio con sensatez

Febrero 28, 2023 - 11:40 p. m. 2023-02-28 Por: Álvaro Guzmán Barney

Al finalizar la campaña para Presidente, ambos candidatos Gustavo Petro y Rodolfo Hernández sostenían que había llegado “la hora del cambio”. En sus programas, quien lo creyera, había varias coincidencias. Pero, aparecían diferencias en la forma de pensar la ejecución de políticas, en cómo poner en práctica aspectos que se consideraban fundamentales para el cambio en Colombia.

No sabemos qué habría pasado con Hernández de Presidente. Su personalidad dejaba ver un perfil de imposiciones a la brava, recordando las trompadas a sus contradictores en el pasado. Sí sabemos lo que está sucediendo con Petro. Es fundamental prevenir el autoritarismo que emana de su personalidad y coadyuvar, en lo que sea posible, para que las reformas que propone se introduzcan dentro de la institucionalidad democrática y con la tranquilidad y sensatez que la sociedad colombiana reclama.

Varias de las políticas centrales agenciadas por Petro son pertinentes y pueden lograr amplia legitimidad ciudadana, más allá de la polarización y dependiendo de la forma cómo se implementen. Es válida una Reforma Tributaria progresiva que afecte la enorme desigualdad de la sociedad.
También es válida una Reforma a la Salud que busque mejorar la prevención, la cobertura y la calidad del servicio, teniendo en cuenta que ya se ha logrado mucho.

El objetivo de la Paz Total nadie lo discute por el significado de las violencias en Colombia, durante décadas. Ampliar la cobertura y mejorar la calidad de la educación es central, cuando se ha visto fuertemente afectada por la pandemia. Poner sobre el tapete la Reforma Agraria es crucial para resolver ‘el problema agrario’, en el origen de movimientos campesinos y armados del pasado. Confrontar el Cambio Climático es el tema del Siglo XXI, aunque es un compromiso global y aportamos marginalmente al problema. Estos, entre otros cambios que se propone el Gobierno, contienen objetivos válidos. Pero nos enfrentamos en su implementación con una enorme improvisación, con la emergencia de un autoritarismo demagógico que busca imponerse de forma antidemocrática y aparecen preocupantes indicios de erosión en la coalición de Gobierno que afectan la gobernabilidad. Se pueden dar ejemplos.

La improvisación ha imperado en la implementación de la Paz Total. No se conocen los soportes conceptuales del programa, pero se introduce al debate público un proyecto de ley de sometimiento de las bandas criminales cuando ya se han comenzado conversaciones y continúan los enfrentamientos armados. El Eln negó, desde un principio, que se hubieran hecho acuerdos sobre cese al fuego como lo sostenía el Gobierno. Es ambigua la posición con las disidencias de las Farc. Ni qué decir con el crimen organizado que domina en amplios territorios de la periferia nacional y está en el centro del narcotráfico.

El autoritarismo demagógico sale a relucir cuando el gobernante está dispuesto a llevar al Congreso las reformas, pero amenaza desde el balcón con apelar a la calle y al pueblo si el parlamento no aprueba. La erosión en la coalición de gobierno aflora cuando el Presidente del Senado le indica a la Ministra de Salud que debe escuchar los comentarios de los gremios, académicos y conocedores del tema, si quiere tener apoyo. También aflora con los pronunciamientos de otros jefes de partido que han apoyado al Gobierno. Sería muy grave que ministros claves del Gobierno que buscan cambios razonados y factibles, le quiten el apoyo a Petro. Hay que hacerle un llamado a la sensatez al Presidente, a que no profundice la polarización, a que escuche las distintas posiciones sobre las cuales hay que escoger con el criterio del bien común. En Colombia se requiere un cambio razonado que infunda tranquilidad.

VER COMENTARIOS
Publicidad