El cambio por el cambio
El cambio por el cambio es una política que tiene sabor a venganza, más cuando está inspirado en ideologías. Destruir es fácil.
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28 de feb de 2023, 11:50 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 03:05 a. m.
El actual gobierno decidió adoptar un lema atractivo y bien acogido por el público, ‘el cambio’. Hubiese preferido que los nuevos gobernantes se concentrasen en construir, con base en lo construido (sudor y lágrimas ha costado), para mejorarlo. El cambio por el cambio es una política que tiene sabor a venganza, más cuando está inspirado en ideologías. Destruir es fácil.
Se parece a ‘la paz total’. Son lemas vendedores. Ni el país más pacífico del mundo, Finlandia, lo ha logrado.
Se pretende optar por modificar el actual sistema de salud, el cual permitió llegar a un cubrimiento del 94% y disfrutar de la favorabilidad de una inmensa mayoría. Sin duda, se puede mejorar. No es perfecto y es susceptible de modificaciones, como todo lo existente. Volver al Seguro Social, es un error garrafal. Quienes lo vivimos, podemos dar fe que lo padecimos. El servicio era muy deficiente y solamente cubría el 30% de la población.
El estado es un administrador muy deficiente. Los ferrocarriles nacionales fracasaron. Colpuertos fue otra frustración. Qué tal la EPS, Calisalud. Los hospitales públicos son un ejemplo de la ineficiencia y el mal servicio. ¿Quién prefiere en Cali ir al Hospital Departamental, en lugar de Imbanaco o la Valle del Lili?; podríamos continuar mencionando los fracasos de las empresas estatales. El monopolio, la falta de competencia y la ausencia de supervisión independiente son falencias inherentes al estado administrador.
Sin duda debe desaparecer el hacinamiento en las cárceles, otro ejemplo de mala gestión. Anticiparse a los problemas es un atributo de un administrador calificado. En Colombia deben existir más y mejores construcciones carcelarias. Los presos son seres humanos y la pérdida de su libertad debe ser una oportunidad para rehabilitarlos. No se cambia su actitud liberándolos, como propone el Ministro de Justicia. Un inmenso número de los delincuentes capturados por robos son reincidentes, él lo sabe.
Si se eliminan del código algunos delitos frecuentes, por supuesto que se disminuyen los delincuentes.
Muchas de estas propuestas están inspiradas en el populismo y la posverdad.
Todos estamos de acuerdo en que se respete el derecho a la protesta. Ir en su contra es limitar la libertad de opinión. No obstante, pretender liberar a los presos de la primera línea que actuaron en el paro, impidiendo por la fuerza la movilización de las personas que requerían servicios médicos, o a los médicos y enfermeras asistir a los hospitales, o imposibilitando a las personas adquirir alimentos o medicamentos necesarios para su subsistencia, es otra cosa. Peor aún, solicitar el excarcelamiento de aquellos que quemaron bombas de gasolina, asaltaron supermercados o destruyeron las estaciones y los buses del MÍO.
Mal hizo el Presidente de vulnerar la institucionalidad criticando al Fiscal por impedir el adefesio. Su propia autoridad y su mandato provienen de la institucionalidad, si se irrespeta, no solo se da mal ejemplo, induce a que también se irrespete su propia institucionalidad.
Juzgando la vehemencia con que el Presidente Petro y el exsenador Bolívar, defienden los jóvenes de la primera línea, le queda a uno el sabor de que fueron ellos mismos quienes estimularon el paro y buscan resarcir a los jóvenes perjudicados.

Economista de profesión. Empresario con experiencia en el sector público y privado. Columnista de El País desde hace varios años.
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