Recuperemos el rumbo
Nuestra historia nos señala que Cali no es una ciudad cualquiera; somos una ciudad resiliente, con gran potencial y llena de oportunidades.
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1 de ene de 2023, 11:35 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 07:35 p. m.
Arranquemos este 2023 teniendo presente que Cali es una ciudad de primera. Es posible que por los problemas coyunturales que enfrentamos lo olvidemos y se nos caiga el ánimo. Sin embargo, saquemos fuerza de quiénes somos y de dónde venimos para retomar el rumbo de donde vamos.
Cali fue fundada en 1536 por Sebastián de Belalcázar. En 1559 recibió por cédula real el título de Muy Noble y Muy Leal Ciudad, siendo así una ciudad con relativa importancia, aunque seguía a la sombra de Popayán e incluso de otras ciudades como Buga. Pasaron casi cuatro siglos, hasta finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX, para que Cali empezara a emerger con fuerza.
La industrialización de la caña de azúcar significó un punto de inflexión con la primera fábrica a vapor moderna inaugurada en 1901 por don Santiago Eder, mi tatarabuelo. Con esto inicia un proceso de desarrollo agroindustrial que daría vía al desarrollo económico y social de Cali y de la región. Y gracias al desarrollo del sector azucarero moderno arranca el desarrollo de otros sectores importantes para la economía en las décadas subsiguientes como la producción de papel, alimentos procesados y medicamentos, entre otros.
Ese crecimiento acelerado de la agroindustria y de sus cadenas de valor precipitan también la llegada del Ferrocarril en su recorrido al mar, que en 1915 termina por consolidar a Cali como polo de desarrollo nacional. A eso se suma que empieza a gestarse un fenómeno migratorio de personas de todo el país que vinieron a Cali a buscar oportunidades en medio de ese auge.
Más de 100 años después, Cali es una urbe de dos millones y medio de habitantes. Hoy tenemos más habitantes que una ciudad como Barcelona y luego de Lima y Santiago, tenemos más habitantes que cualquier ciudad de la cuenca del Pacífico latinoamericano. Somos una ciudad grande, con un mercado dinámico, que a pesar de sus problemas tiene muchas oportunidades por delante.
Somos una ciudad multicultural, diversa, donde podemos disfrutar de la Salsa, de la música antillana, de la música del Pacífico y del folclor proveniente del sur del país. En esa riqueza cultural y étnica hoy depositamos buena parte del presente y futuro de la industria turística, que tiene en el Petronio Álvarez y la Feria de Cali a sus principales locomotoras. Esa riqueza étnica se ve traducida en el deporte, donde Cali y el Valle son potencia: entre el América y el Cali suman la mayor cantidad de victorias en el fútbol profesional y una de cada tres medallas olímpicas son de deportistas de esta región.
Pero también somos una ciudad que innova, con una oferta productiva sofisticada y que tiene los mejores servicios médicos del país. Gracias también a una red de universidades de altísimo nivel, tenemos un talento humano altamente calificado, por encima de muchas ciudades pares.
Imaginemos por un momento si erradicamos la violencia y nos unimos cómo sería el futuro de Cali.
Nuestra historia nos señala que Cali no es una ciudad cualquiera; somos una ciudad resiliente, con gran potencial y llena de oportunidades.
Inspirémonos con orgullo de esta historia para proyectar a Cali hacia el futuro. Impulsemos el emprendimiento, la libre empresa y la inclusión social como las claves para lograr una Cali verdaderamente rica y próspera de aquí a 15 años. Estoy seguro de que es posible si nos lo proponemos, porque creo en Cali, y Cali somos todos nosotros.
Trabajemos unidos para que, en 2036, cuando celebremos nuestros 500 años, tengamos la ciudad con la que soñamos, la que nos merecemos.

Especialista en políticas de Seguridad Internacional y Resolución de conflictos. Fue el director de la Agencia Colombiana para la Reintegración.
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