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Gracias al apoyo de su mamá, el pequeño no solo ha podido potenciar sus capacidades sino que se ha convertido en un portavoz de los niños con autismo. | Foto: Tomada de instagram @julilansermayer

Él es Rafael, el niño siete años que tiene autismo y habla nueve idiomas

La historia del pequeño, el único de cuatro hermanos diagnosticado con un trastorno del espectro autista, se ha hecho viral en internet.

11 de julio de 2019 Por: Redacción de El País

Que un hijo sea diagnosticado con autismo puede suponer una serie de retos y preocupaciones para su familia. Esto le sucedió a la brasileña Juli Lanser Mayer quien, preocupada por que su hijo de dos años no hablaba, llevó al pequeño a consulta con cuatro especialistas distintos. Todos dieron el mismo dictamen: Rafael tenía autismo severo.

“Estaba completamente aterrorizada”, le dijo la mujer a BBC News Brasil. “Los médicos ni siquiera sabían si mi hijo conseguiría hablar”, añadió.

Rafael era el tercero de cuatro hermanos, pero el único que había sido diagnosticado con un Trastorno del Espectro Autista, TEA. La situación se presentó como un reto para sus padres.

“Mis otros hijos se desarrollaron rápidamente, pero Rafael tardó hasta en aprender a sentarse cuando era pequeño. Hasta los 2 años, no interactuó, no miraba a los ojos y parecía estar sordo. Le hicimos exámenes que arrojaron que no tenía problemas de audición”, contó Juli.

Para ayudar a su desarrollo los padres llevaron a Rafael a seguimiento con terapeutas; sin embargo, no reaccionó a ningún estímulo. A la madre le recomendaron que alentara al niño a usar una tableta, lo que podría contribuir a su desarrollo. Aunque ella no estuvo de acuerdo, al final decidió intentarlo.

El pequeño pasaba horas viendo videos en inglés, situación que a Juli le pareció curiosa. “Pensaba que ponía los videos en otro idioma porque no sabía cómo jugar con la tableta, así que yo siempre cogía el dispositivo y le ponía una animación en portugués”, recordó.

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Sin embargo, cuando estaba cerca de cumplir cuatro años y se encontraba en terapia, Rafael empezó a hablar... en inglés. Solo en inglés. “Había muchas oraciones en inglés. Me quedé preocupada porque, de repente, comenzó a hablar como si hablara el idioma con fluidez, sin haber recibido clases ni salido del país”, relató la madre.

A través de videos y juegos, el niño aprendió a dominar ese idioma; sin embargo, y aunque lo entendía, no era capaz de dominar el portugués, la lengua materna de su familia, lo que ocasionó diversas dificultades de comunicación.

La neuropsicóloga Tatiana Schmidt, quien poco después empezó a trabajar con el niño, contó al medio que cuando lo conoció el niño “no hablaba portugués, no miraba a los ojos y no respondía cuando lo llamaban”. Al tratar de enseñarle ese idioma, descubrió que Rafael ya hablaba esperanto y conocía el lenguaje de señas brasileño, ambos aprendidos a través de internet.

Solo hasta los cinco años el niño pudo aprender portugués, ayudado por la socialización que logró gracias a que empezó a asistir a la escuela.

“Pero hasta hoy, el portugués es el idioma con el que más dificultades se encuentra, porque tiene problemas para pronunciar varias palabras”, dice la madre del niño.

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Actualmente, y a sus siete años de edad, el pequeño ha aprendido nueve idiomas: inglés, esperanto, lenguaje de señas brasileño, portugués, español, ruso, japonés, alemán e italiano. Además, está en el proceso de conocer la que sería su décima lengua: el árabe.

“Cuando quiere aprender un idioma, permanece concentrado durante un mes, pero no habla todos los idiomas todo el tiempo, solo el inglés lo habla todo el día, es con el cual se siente cómodo”, indicó su mamá.

El niño, además, ha desarrollado una capacidad excepcional para tocar instrumentos y aprender sobre música: el oído absoluto. Se trata la capacidad de percibir y sistematizar cada una de las notas que se escucha, incluso sin enseñanza previa.

La gran capacidad de aprendizaje de Rafael es producida por una de las características del autismo, la hiperconcentración, una habilidad que poseen las personas diagnosticadas con TEA y que les permite mantener la atención centrada en un interés específico, sin distraerse con ninguna otra información.


Mientras tanto, Juli celebra cada avance de su hijo, lo comparte en sus redes sociales y se ha convertido en una especie de portavoz del autismo. Aunque reconoce la incertidumbre que genera esta condición, su posición es clara.


“No sé cómo será su futuro y si será independiente. Con la evolución que ya ha tenido, lo estimularé aún más”, puntualizó.

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