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Las venas abiertas que dejan las guerras del mundo

La crisis humanitaria en 17 países requiere un aporte de US$13.000 millones.

21 de diciembre de 2013 Por: Diego Muñoz Corresponsal de El País

La crisis humanitaria en 17 países requiere un aporte de US$13.000 millones.

La ONU reconoció que la crisis humanitaria de varios países del mundo se incrementaría en el próximo año, debido a la escalada de violencia de los conflictos actuales. Se trata de US$13.000 millones para atender a las víctimas de 17 países. “Esta es la mayor suma que hemos tenido que solicitar para inicios de un año -dijo Valerie Amos, titular de la oficina de la ONU para ayuda humanitaria-. Son US$13.000 millones, pero es que la realidad de las necesidades de al menos 52 millones de personas, puede hasta superarnos. Hay 17 países en los que los refugiados necesitan ayuda urgente. Cada día las necesidades aumentan, al final vamos a necesitar mucho más”. La herida abierta más grande y que requiere más ayuda humanitaria y de dinero es Siria. Unos US$6.500 millones -la mitad del dinero- serán destinados a la entrega de alimentos , albergue y atención médica en Siria y en los países vecinos afectados por el conflicto.“Siria es un caso aparte -agrega Amos- tenemos allí un conflicto abierto que a veces parece aumentar de intensidad y que afecta a miles de civiles, por eso, hemos hecho un pedido tan alto, el más alto de todos. Hay al menos 2,5 millones de personas que viven en comunidades a las que consideramos de difícil acceso, es decir, zonas de guerra, a las que no se puede llegar de manera fácil. Han muerto en Siria al menos 100.000 personas y se han desplazado unos 6 millones- Si la guerra terminara mañana, la ayuda humanitaria tendría que seguir al menos un año o dos”.A los países vecinos, como Líbano, Jordania, Iraq, Turquía y Egipto se han destinado también parte de esa ayuda.“Tenemos una necesidad apremiante ya que el frío a comenzado a llegar a los campamentos y la situación se puede complicar. Sólo pensarlo es ya algo aterrador”, dice António Guterres, del Alto Comisionado para los Refugiados (Acnur).Las otras guerrasEl segundo país en recibir más ayuda huamanitaria es Sudán del Sur, donde los combates entre el Ejército sursudanés y las fuerzas rebeldes se recrudecieron ayer en los estados de Unidad y de Jonglei. El aumento de la violencia étnica, entre las tribus rivales Dinka y Lou Nuer, ha provocado cientos muertos desde el domingo pasado y obligado a 34.000 civiles a buscar refugio en sedes de la ONU de Yuba y Bor, capital de Jonglei.El presidente sursudanés, Salva Kir, denunció un intento fallido de golpe de Estado el pasado domingo y responsabilizó de lo ocurrido al exvicepresidente Riak Mashar, quien negó que haya habido una acción de ese tipo.Desde entonces, cientos de personas han muerto en los combates entre el Ejército y militares disidentes, principalmente en la capital, Yuba, y el estado de Jonglei, el mayor del país, en medio de los temores por una escalada de la violencia étnica.Un poco más al norte de Yuba, está Darfur, en el otro Sudán. Un antigüo nombre que ha requerido desde hace años, desde 2003, la intervención de la ONU. El conflicto de Darfur que ha dejado más de dos millones de refugiados, no es otra cosa que años y años de enfrentamientos entre milicias de varias tribus de las que conforman Sudán, los yanyauid, criadores de camellos de etnia árabe y los pueblos de raza negra, agricultores en su mayoría, es decir, un conflicto racial. El Gobierno ha tomado partido apoyando con armas y logística a los yanyauid, incluso, haciendo parte de los grupos que cometen asesinatos, lo que ha prolongado las acciones. Hoy por hoy, tras diez años de luchas fraticidas, se estima que hay al menos 400.000 muertos.A pesar de la intervención de las tropas de la ONU en 2007, de dos esfuerzos para lograr un alto el fuego, las heridas siguen abiertas. Otro de los frentes abiertos para la ONU es sin duda la guerra en la República Democrática de El Congo, que aunque parece que han terminado las hostilidades, se queda con miles de refugiados que tardarán algunos meses en retornar a sus casas. Los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23) anunciaron en noviembre pasado el fin de la lucha armada contra el Ejército y las tropas de la ONU.“Desde ahora -dijo el comunicado del jefe rebelde Bertrand Bisimwa- trataremos de buscar nuestros objetivos a través de la política renunciando a la guerra”. El M23 estaba conformado por una buena parte de soldados congoleños, amotinados y exmiembros del antiguo grupo rebelde Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo, que han entrado en un proceso de desarme y a negociar un total de once puntos tratados en las negociaciones de Kampala, entre el gobierno de Kinshasa y los rebeldes. La RDC también ha jugado un papel activo en los conflictos de sus vecinos. Unas 250 personas llegan cada día huyendo de las acciones bélicas que ocurren en la República Centroafricana, donde la situación sigue siendo muy inestable, a pesar del triunfo de los rebeldes contra el presidente Francois Bozizé. Tanto la RDC como Camerún han recibido unos 35.000 refugiados desde principios de este año.“Esta tragedia no para -agrega António Guterres, de la Acnur- estamos viviendo desde hace bastante la mayor tragedia humanitaria, la peor catástrofe en esta zona del mundo y para que termine necesitamos la ayuda internacional. No basta con que se acaben los enfrentamientos en un país, se necesita que toda la región tenga paz”.En Somalia las cosas no han cambiado mucho desde hace 20 años. El país vive otra gran tragedia que se ha intensificado desde 2011. A los conflictos armados se suma el hambre provocada por una de las más intensas sequías. Mas de 3 millones de personas se encuentran en riesgo de morir por desnutrición y lo peor, es que no ha podido llegar aún a varias zonas afectadas debido a la presencia de insurgentes islamistas.

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