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La prueba de que es real el optimismo de Ignacio Escolar es que quisiera que su hijo estudiara periodismo, pero el niño quiere ser inventor y escritor. | Foto: FNPI / Especial para El País

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Ignacio Escolar: habla el creador del periódico que sorprende al mundo

El ganador del premio a la Excelencia Periodística del Festival Gabriel García Márquez habla sobre su visión de periodismo.

14 de octubre de 2018 Por: Paola Guevara / Editora de Vé 

El ganador del premio a la Excelencia Periodística del Festival Gabriel García Márquez 2018, que entrega la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, es el periodista Ignacio Escolar, creador y director de un experimento revolucionario llamado eldiario.es.

Y, como todo experimento, bastante arriesgado, pues apostó por los periódicos justo cuando los medios en España y el mundo atravesaban por su peor momento económico. Hablamos con él sobre su visión de periodismo.

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¿De dónde viene su talante, tan optimista, aplicado a una empresa tan pesimista como los medios?

Mi optimismo viene, en este caso, porque ha salido bien. El diario.es, a pesar de salir en el peor momento posible de la prensa en España, ha salido muy bien. Hemos pasado de ser un periódico de una docena de personas a ser un periódico con 80 personas, ya mediano-grande, entre los más leídos e influyentes en España. Y ha salido bien contra todo pronóstico, porque si me hubieran dicho que en tan poco tiempo íbamos a tener tanto éxito, no lo habría creído. Y por eso soy optimista. Porque hemos encontrado la tecla adecuada.

¿Cuál era esa tecla adecuada que tantos medios han estado buscando?

Apoyarnos en lectores, pensar en los lectores, actuar con los lectores y poner a los lectores como máxima prioridad, tanto en los ingresos como en el producto que hacemos para ellos.

¿Y cómo no caer en la tentación de darles a los lectores “lo que quieren”, como los videos de gatitos?

Es que yo creo que el error está en pensar en el clic del lector, y no en la satisfacción del lector. Sí, es posible que si publicas un video gracioso, o un chico o una chica desnuda, generes un clic rápido. Pero no por eso vas a conseguir que el lector pague por ti.

¿Y cómo conseguir que el lector pague por un producto?

En nuestro caso lo que intentamos buscar es el tipo de medio por el que los lectores querrían pagar. Y es muy distinto de lo que querrían leer de manera impulsiva en un enlace. En cualquier periódico publicas a las Kardashian y están entre lo más leído. Pero nadie va a nuestro periódico para buscar Kardashians. Viene buscando otra cosa. Y si acaso encuentra eso, a lo mejor se come la patata frita del plato además de la verdura.

¿Qué busca un lector que acude a eldiario.es, entonces?

Le estamos ofreciendo una información dura, contundente, a veces incómoda, pero que de verdad es lo que los propios lectores piensan que debería ser el periodismo. ¿Cuáles son las películas de periodismo que funcionan? No funcionan las que hablan de periodistas que publican gatitos; mira ‘The Post’ o ‘Spotlight’, funciona la ética, funciona ese periodismo que de verdad la gente admira, sobre periodistas valientes que se enfrentan al poder, que destapan historias, que se comprometen por la verdad, que pelean por obtenerla. Ese es el tipo de periodismo por el que la gente quiere pagar, no por gatitos y videos virales.

Siempre hemos sabido cómo obtener el clic. Pero estaba en duda cómo hacer que los lectores paguen.

¡Sí lo sabíamos! Sí lo sabíamos pero nos hemos confundido, hemos pensado que la audiencia era lo que la gente piensa, no lo que la gente lee, eso se entiende muy rápido cuando revisas métricas. Las métricas revelan el número de páginas vistas, pero lo que importa no es eso, sino el tiempo de lectura: cuánto tiempo ha estado la gente leyendo esa pieza. Que es muy distinto al clic.

¿Cómo enfocan los temas de cultura para que sean verdura y no gatito? ¿No incluyen entretenimiento?

Sí tenemos entretenimiento, tenemos cultura, es un periódico serio pero no aburrido; tenemos el foco puesto en nuevas narrativas, teatro, cine, cubrimos exposiciones, hacemos muchas cosas con la cultura. La única sección que no tenemos es Deportes.

Eso sí que es sui géneris...

Hay una razón. Empezamos solo con política, economía y sociedad. Después ya entraron cultura y tecnología. Con deportes tuvimos un intento pero decidimos parar porque no estaba funcionando. Hay un problema de sobreoferta de información deportiva, al menos en España. El problema que tiene el periodismo para contar la realidad no tiene nada qué ver con contar los goles del Mundial. O los partidos del Barca y los goles de Messi. Allí no está el problema para la prensa, eso está cubiertísimo por otros medios. Cuando tuvimos, por un mes, sección de deportes, mis lectores se quejaban: ‘No te pagamos para leer eso’. Ellos ya están encontrando información deportiva en otros sitios y no quieren que nos despistemos de lo que, de verdad, ellos consideran importante.

¿Cuáles son las investigaciones más icónicas de su periódico? ¿Las que hacen que sus lectores paguen y así no dependan de la pauta estatal y sean libres para denunciar?

La primera: ‘Las tarjetas black’. Es uno de los mayores escándalos de corrupción de la historia reciente de España. En un banco semipúblico, una caja de ahorros, Caja Madrid, que luego se convirtió en Bankia, la cúpula directiva estaba compuesta por personas nombradas por los principales partidos españoles, los principales sindicatos eran patronales, y estuvieron robando dinero a través de unas tarjetas de crédito opacas al fisco, que no declaraban, de hasta 50.000 euros al año por cada uno de ellos, que se repartían de forma arbitraria y que no iban a declaración de Hacienda ni ante el controlador que vigilaba ese banco.

Ustedes revelaron la existencia de esas tarjetas...

Y por nuestra investigación hubo una investigación interna en el banco, y una investigación judicial. Ya fue la sentencia del Supremo, que condena a la cárcel a más de medio centenar de consejeros del Psoe, del PP, de la patronal, de todos los sindicatos.

¿Cómo se enteraron de todo?

Porque éramos los únicos investigando los correos de Miguel Blesa, un amigo de José María Aznar que trabajó en la caja. La quiebra de esa caja donde estaban robando con esas tarjetas provocó el rescate financiero español. España tuvo que pedir dinero a Europa para rescatar al sistema financiero por el desastre de esta gestión bancaria. A través de una filtración de los correos del presidente de Caja Madrid encontramos un correo donde se le informaba de la retribución de los consejeros, y entre otras cosas decía ‘cada consejero tiene, además, tarjetas black a efectos fiscales de hasta 50.000 euros’. Ese es el tipo de historias que hacemos.

También han denunciado títulos que universidades regalan a políticos.

Este año hemos estado investigando a una universidad pública de España, llamada ‘Rey Juan Carlos’, donde políticos importantes españoles obtuvieron títulos oficiales sin ir a clase, sin cumplir los exámenes ni hacer los trabajos.

¿Qué lograron con esta investigación?

Ha sido muy polémico en España porque, en el último año, hemos conseguido que la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, tuviera que dimitir. Después pusimos contra las cuerdas al presidente del Partido Popular, Pablo Casado, que también tiene un máster regalado en esa universidad. Se ha librado de una investigación penal porque la justicia ha considerado que, aunque hay indicios de tratos de favor, no hay un delito por su parte, pero está demostrado que se lo regalaron. Estaba prescrito y se libró por eso. Otro título regalado fue el de la Ministra de Sanidad, del partido de izquierda, Carmen Montón.

¿Cuál es el contexto de este caso?

Sabíamos que ella había hecho un máster en el mismo sitio y sabíamos que en esa universidad estaban regalando títulos a políticos. Buscamos en Linkedin a todos los alumnos graduados de la promoción de ese mismo máster, contactamos a diez, hablamos con ellos, nos confirmaron que la ministra no iba a clase; solo un alumno la había visto dos días, ¡en un curso de nueve meses! Luego hablamos con los profesores, uno a uno, y uno nos confesó que había encontrado una convalidación ilegal de asignaturas, el mismo método con que ya habían aprobado a Cifuentes y a Casado, y con esos datos tuvimos un careo de dos horas con la Ministra. A los 10 minutos me di cuenta de que estaba mintiendo.

¿Por qué supo que mentía?

Le preguntamos ‘¿usted ha ido a clase?’ y ella dijo ‘sí, sí, claro’. Pero con las pruebas que teníamos comenzó a cambiar de versión, y lo mejor fue que ella se equivocó de sede y no supo decir en cuál había estudiado. Se quedó blanca. Madrid tiene muchas ciudades al sur, al norte, a la periferia, y ella no sabía a qué campus estaba yendo.

Si una universidad te va a dar un título regalado...

Por lo menos memoriza a cuál has ido (risas). Publicamos la información y en dos días tuvo que dimitir.

¿Cómo fue la investigación que involucró unos chats del Rey y la Reina?

Publicamos unos SMS (mensajes de texto) muy polémicos entre los reyes de España y los imputados hoy condenados por las tarjetas black. Javier López Madrid (involucrado en empresas con casos de corrupción) es muy amigo del Rey Felipe. Cuando destapamos lo de las tarjetas black y fueron a juicio sale el nombre de esta persona y la reina le manda varios mensajes en un chat, respaldándolo.

¿Quiénes estaban en ese chat?

El Rey, la Reina y López Madrid. Él está en otro pleito siniestro porque una dermatóloga le puso una demanda por acoso y él contrató a un comisario corrupto muy famoso en España para que le borrase el teléfono móvil y dejara solo los mensajes de amenaza de ella. Y lo entregó en los juzgados, pero con un scanner israelí le encontraron lo que tenía en el teléfono y allí lo pillamos nosotros. Teníamos qué adivinar de quién eran los teléfonos, porque en la agenda no decía “Su Majestad el Rey”, veíamos que chateaba con ‘PFPT’ y con una Letizia con ‘zeta’. Supimos que era la reina porque López Madrid guardaba los contactos con las fechas de cumpleaños y así confirmamos que era la Reina. A ‘PFPT’ lo llamaba de “usted” todo el tiempo, hasta que caí en cuenta: “Príncipe Felipe Particular”.

Es de verdad el guión de una película tipo ‘Spotlight’.

Es lo que hacemos. Tenemos bastantes más historias así.

“Pero la frontera entre la prensa de calidad y la propaganda va a estar cada vez más nítida. Los lectores pagarán por buen periodismo. Por el ideal del periodismo”.

De su discurso 

Fragmento:

“Quienes me conocen saben que el mejor rasgo de mi carácter probablemente es el optimismo. Es tan fuerte que en ocasiones se convierte en un defecto, porque siempre prefiero ver el vaso medio lleno, en vez de medio vacío, y a veces ni siquiera hay vaso. Pero les aseguro que compensa. Prefiero ser optimista y equivocarme que dar la batalla por perdida.

En este oficio, el periodismo, el pesimismo ha tenido buena prensa. Y eso ha sido muchas veces peor que las propias derrotas del oficio. Llevamos años rendidos. Pronosticando, nosotros mismos, el final del periodismo. Muerto por Internet. Por el derrumbe del papel. Por las redes sociales. Muerto por los bots y la inteligencia artificial. Por las falsas noticias virales. Por esos redactores jóvenes que toman nota en su móvil, en vez de usar la libreta.

Sé que hoy, esta noche, en este hermoso auditorio en la preciosa ciudad de Medellín, solo quedamos los optimistas. Los que no le tenemos miedo al futuro porque depende de nosotros. Los que creemos que ese futuro del periodismo puede ser más brillante que su pasado.

Dicen los pesimistas que el periodismo está en crisis. Pero nuestro trabajo consiste también en no generalizar y profundizar en los detalles.

No está en crisis la función social del periodismo. Nunca lo ha estado. Fuimos, somos y seremos necesarios. Porque nuestro trabajo, cuando es honesto y riguroso, es un gran servicio público. El periodismo sirve para desnudar al emperador cuando va vestido con mentiras.

Pero en el futuro próximo de verdad nos vamos a deber a nuestros lectores. Entre otras razones, porque no habrá mejores alternativas. Solo los medios que consigan la confianza de sus lectores, el respeto de sus lectores, el amor de sus lectores, van a crecer y consolidarse en el futuro.

El nivel de exigencia de un lector que paga por su periódico es muchísimo mayor. Y los lectores no pagarán por noticias virales. Ni por titulares exagerados, que decepcionan en el primer párrafo.

"Ese va a ser el periodismo del futuro y no solo porque sea moralmente superior a la propaganda, que lo es. También porque va a ser nuestro único camino”.

“El interés de la gente en la información política tiene que ver con la mayoría de edad fiscal, no con la mayoría de edad legal. Nos duelen nuestros impuestos”.

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