Colombiana cumple su sueño de vivir en Nueva York, pero la experiencia diaria la hace replantear su decisión

En medio de la difícil situación que atraviesan varios migrantes en los Estados Unidos, una joven enfermera colombiana llegó a Nueva York para cumplir uno de sus mayores sueños. Sin embargo, una vez arribó, descubrió la realidad de vivir en la ‘Gran Manzana’.

Lo que era entusiasmo y felicidad en un principio, poco a poco se fue transformando en frustración y agotamiento, razón por la cual abandonó la ciudad para mudarse junto a su esposo a otro estado del país norteamericano.

En un video que compartió en su cuenta de TikTok, Lili contó cómo fue su experiencia laborando en Nueva York.

“Dejar atrás el sueño de trabajar en Nueva York no fue fácil, porque es el lugar donde todo el mundo sueña llegar, donde parece que todo es posible”, afirmó la joven mujer, destacando que el estilo de vida que siempre soñó resultó siendo no conveniente para ella.

Una dura carga física y emocional fue experimentando en cada una de las jornadas en el hospital en el que trabajaba y los largos desplazamientos desde su casa, ya que cuando entraba la noche sentía los efectos del cansancio. “Era agotador levantarme sabiendo que tenía que tomar buses, ferris y metro”.

Pero el cansancio físico y emocional no fue todo para Lily, ya que en Nueva York el costo de vida es demasiado elevado. Además, se sentía “atrapada” en el apartamento en donde tenía su residencia porque el espacio era angosto y escuchaba los sonidos de sus vecinos.

“No solo importa dónde trabajas, sino cómo vives. (...) El sueño, que parecía perfecto, terminó siendo demasiado pesado de cargar”, fue la reflexión de la migrante colombiana sobre la importancia de mantener un equilibrio entre el bienestar y el trabajo.

La mala experiencia de la joven enfermera en Nueva York no termina allí, ya que en otro video en la misma red social se refirió al trato social de los ciudadanos, tanto en su entorno personal como laboral.

“Para mí, lo más difícil no fue la ciudad en sí, sino la ausencia de lo más simple: un ‘buenos días’, un ‘hasta luego’, una sonrisa de las personas. Muchas veces me sentí invisible y esa sensación también me acompañaba en el trabajo. Cuando era enfermera, algunos pacientes llegaban con desconfianza, casi esperando a que te equivocaras”, reflexionó.

Aunque no reveló cuál estado actualmente es su nuevo hogar, reconoció que no le fue nada fácil dejar atrás Nueva York, pero a la vez dejó claro que en su entorno hubo “la falta de humanidad” y que es un factor que los migrantes deben tener en cuenta.