Así ha sido el 'vía crucis' de varios colombianos varados en Portugal por el coronavirus

Hace una semana, la noticia de que el crucero de la compañía ‘MSC Fantasía’ había arribado al puerto de Lisboa en Portugal con 1338 pasajeros a bordo, para que desde ahí fueran trasladados a sus países ante la emergencia global por coronavirus era esperanzadora, pero hoy la historia no ha atenido un final feliz para cinco colombianos que viajaban allí.

La embarcación proveniente de Brasil, había tenido que detenerse en ese punto el pasado 22 de marzo dada la contingencia, por lo que vuelos humanitarios coordinados con algunas embajadas permitirían repatriar a los pasajeros, muchos de ellos originarios de países como Brasil, Australia y Reino Unido.

Sin embargo, eso no fue posible para la colombiana Abril García, quien viajaba en compañía de su madre, y de otros tres connacionales más, (dos de ellos en silla de ruedas y su enfermera), pues sus condiciones médicas no lo permitieron.

Abril, quien vive en Barranquilla y sufre de hipertensión pulmonar primaria desde los 10 meses de edad, había viajado junto a su madre Mónica Chiquillo hasta Brasil para después tomar el crucero rumbo a Europa.

La joven de 20 años, quien es oxígeno dependiente, iba a comenzar un intercambio universitario en Málaga, España, durante un año y su mamá la dejaría instalada en ese país.

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Las otras dos personas con discapacidad y su cuidadora, viajaban para recibir tratamiento médico, pero no pudieron regresar a Colombia al no encontrar vuelos de retorno ante el cierre de aeropuertos ordenado por el presidente Iván Duque.

Hoy, una semana después de que el barco hubiera anclado en el puerto de Lisboa, la situación sigue siendo difícil para ellos, después de que el gobierno portugués solicitara a la embarcación abandonar la costa.

La compañía marítima hizo llegar un comunicado escrito el 29 de marzo notificando a los pasajeros colombianos desembarcar a las 6:00 p.m. del día siguiente para que fueran trasladados hasta su embajada, sin embargo, solo hasta ayer lo pudieron hacer pese a la gestión diplomática que la embajadora María Elvira Pombo adelantaba en esa nación desde que arribaron.

“Nuestro barco quería que desembarcáramos y procuraba que nos bajáramos cuanto antes. La decisión de la compañía se debió a que no podía seguir en este puerto. Portugal le estaba haciendo el favor a la empresa de estar un tiempo aquí”, dijo Abril.

Su caso, y el de sus acompañantes de viaje, ha despertado una constante preocupación sobre la suerte que corren, pues, por su estado de salud, el riesgo de contraer el virus es aún mayor. “Nos preocupa quedar expuestos al virus. Pero más nos preocupa cómo volver a nuestro país, porque en mi caso tiene que ser por vía marítima, ese es un gran inconveniente”.

Al respecto, Mónica Chiquillo madre de la joven Abril, dice que quieren retornar lo antes posible, pero hasta el momento no tienen nada resuelto. Por lo pronto, el Gobierno les permite permanecer en un apartamento de la ciudad que les fue entregado ayer.

“Queremos volver a casa, pero estamos en medio de una situación diplomática. Esperamos que todo se solucione y que el gobierno portugués nos permita permanecer en su territorio”.