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Juan Armando Sinisterra, ambientalista vallecaucano. | Foto: Foto: El País

El caleño que 'cose la tierra' para recuperar los ecosistemas de la región

Juan Armando Sinisterra, administrador de empresas agropecuario, presenta un desolador balance sobre el estado actual del medio ambiente colombiano.

26 de diciembre de 2018 Por: Beatriz López - Especial para El País

Juan Armando Sinisterra, heredero de ilustres apellidos vallecaucanos, dejó atrás su pinta de profesional exitoso: eliminó la corbata, las camisas y los zapatos de marca. Se enfundó botas pantaneras y se fue a restaurar con los campesinos, a lomo de mula, la acción depredadora de los colombianos al ecosistema en los últimos 30 años.

Tiene en la cabeza el mapa de la deforestación nacional. Afirma que entre el 2000 y el 2007 se perdieron más de dos millones de hectáreas de bosque en Colombia. Todo por los asentamientos humanos al pie de los ríos, la minería, la agricultura y la ganadería.

Las cifras del Agustín Codazzi y el Banco Mundial son aterradoras: Colombia tiene 21 millones de hectáreas con amenaza alta o muy alta de derrumbes, el 31 % de la población está en alta exposición y vulnerabilidad a movimientos en masa y el 28 % a sufrir inundaciones: en total 353 municipios con amenaza alta. Entre 1970 y 2011 se presentaron 28 mil eventos catastróficos, la mayoría a partir de 1990, que dejaron como saldo 5252 víctimas fatales y 190 mil viviendas destruidas.

Pero este administrador de empresas agropecuario, que estuvo vinculado al Ministerio de Agricultura entre 1998 y el 2001, es hoy un hombre multifacético que sabe tanto de ingeniería como de matemáticas y ha aprendido de los campesinos la sabiduría ancestral en el manejo de la tierra y las especies de fauna y flora.

Es un Quijote, un soñador, es el chamán de la tribu, el hombre que lidera la nueva conciencia que evitará el desastre ambiental de un país en riesgo, si no paramos el ADN depredador de la colonización antioqueña, que hacha en mano tumbó bosques y montañas hasta llegar al viejo Caldas.

Regresó a Cali después de estar en el gobierno y se vinculó con el sector cañero a un centro de Investigación, llamado Cipav, donde estuvo 11 años. Después fundó con dos socios Eco-Ambiente.

Cosiendo la tierra

¿Cómo nació Eco-Ambiente?

Nació en 1999 en Argelia, Valle, cuando hubo un desastre con 50 muertos, lo que dio pie a la primera iniciativa con bioingeniería para controlar la erosión severa. Es que a los ingenieros no los capacitaron para arreglar procesos erosivos. Con el correr de los años he logrado trabajar con ellos para complementariedad.

¿Qué funciones tiene la corporación?

La recuperación estructural y funcional de un ecosistema con base en los recursos locales, tecnologías sencillas y una amplia participación social.

Para la estabilización biológica de laderas y taludes, se utilizan estructuras biomecánicas con la siembra de vegetación protectora y, en algunos casos, con obras civiles. Si bien las estructuras construidas en guadua juegan un papel clave en los primeros meses, cuando proporcionan resistencia al terreno fallado su importancia disminuye progresivamente al desarrollarse la cubierta vegetal que permite reducir la probabilidad de nuevos desprendimientos.

¿Es coser de nuevo la tierra?

Así es. Hay que implementar los cambios de uso agropecuario del suelo que permitan la conservación de los recursos naturales y promuevan la producción sostenible de las fincas agropecuarias. El elemento principal para lograr la estabilización definitiva en terrenos degradados es la consolidación de un conglomerado de vegetación nativa o naturalizada.

Hay que empezar de arriba hacia abajo, formando cuatro terrazas, como las que hacían los mayas.

Desaparecen ríos

Su preocupación es el agua y confiesa, después de haber recorrido el país desde la Guajira hasta la Amazonia, su mea culpa de no haber incidido en la recuperación de los siete ríos de su natal Cali, que están hoy en peligro de colapsar. Al final de la charla me dijo algo terrible: que según el Ideam, cada semestre desaparece un río en Colombia.

El Foro Económico Mundial del Banco Mundial llegó a la conclusión de que, en riqueza hídrica por países, Colombia tenía el 4 puesto en 1990, el 17 en 1997 y el 65 en 2005, lo cual afecta al 40 % de la población en materia de desabastecimiento.

¿No hay control Estatal?

No quiero ser grandilocuente, pero esto es un problema de Estado. Un total de 177 millones de dólares se van en daños y eso que estamos hablando de la plata que se destina solo para daños de afectación colectiva, porque ya desviaron recursos que empiezan a afectar el Producto Interno Bruto, PIB. El 1.75 % del 2010 se fue en arreglar daños masivos, pero hay otros temas, como las fincas, donde no se hace inversión.

Desmantelar a Hidroituango

Juan ha llevado su mochila y sus conocimientos a la Guajira, México, Ecuador y ha trabajado con Cipav, la CVC, Fedegán, el Sena y todas las
corporaciones del país. Recuperó una enorme extensión desértica de la Guajira con el botón de oro, del Valle, para alimentar el ganado y ha estado en cuanta catástrofe ha enlutado al país.

Isagén se ganó un premio en Caracol y los directivos sacaron pecho en el estrado. Nadie hizo mención a Juan Armando Sinisterra, que fue el gestor en la recuperación de la cuenca hidrográfica del río Guarinó, a través de un convenio tripartito entre Corpocaldas, CorpTolima e Isagén.

¿Cuál es su percepción ante la tragedia ambiental de Hidroituango?

Es el problema de uno de los ríos tutelares del país, como es el Cauca, que nace en el macizo colombiano y atraviesa ocho departamentos, pero por muy técnicos que sean nuestros ingenieros y muy capacitados, lo de Hidroituango es un atropello ambiental. Siempre va a estar sujeta la variabilidad climática de los inviernos acentuados y de los no acentuados. El solo hecho de que unos peces que ya no pueden pasar aguas arriba, ya está generando una contradicción ecológica.

Y, ¿la solución?

Desmantelar Hidroituango. Sé que hay intereses creados. Soy partidario de las pequeñas centrales hidroeléctricas reguladas. Pero una hidroeléctrica en condiciones desmesuradas para obtener excedentes de energía y venderlos a otras regiones e incluso a otros países, es acabar con lo ambiental.

Sobre los ríos en Cali

¿Qué están haciendo los entes ambientales de la ciudad, para recuperar los siete ríos de la ciudad?

Vivo en los Farallones y veo que todos los siete ríos tienen conflictos, distintos entre sí, pero hay que hacerles intervenciones personalizadas. Por ejemplo, el barrio Meléndez, en su parte alta está muy urbanizado; el Cañaveralejo, a su llegada a Cali, recibe las descargas de La Sirena; el río Cali, que lo he recorrido palmo a palmo arriba, es hermoso y cristalino y a su llegada al Zoológico conserva su pureza, pero apenas empieza a recibir descargas al llegar a la altura del CAM, ya está totalmente contaminado.

Y la acción de las minerías y las retroexcavadoras ¿tampoco tiene control?

El río Cali esta muy amenazado. Arriba hay extracción y utilización de mercurio. El río Pance tiene extracción de rocas en su lecho. El Aguacatal, en su desembocadura en el río Cali, está prácticamente muerto por los efectos contaminantes de un desarrollo habitacional sin planificación.

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Incendios

¿Cree que la recuperación liderada por la CVC en el cerro de Cristo Rey es la correcta?

En relación a estos, hay dos cuencas de los ríos particularmente afectadas: la del Cali, por la parte trasera del cerro de los Cristales y el Aguacatal, que se ha visto impactada históricamente por incendios ocasionados por las prácticas de ganaderos a la antigua usanza de quemar el rastrojo, previo a la llegada de las lluvias, con el propósito de generar una recuperación para su ganado. Esta cuenca también se ha visto afectada por las quemas que realizan las personas para la ocupación ilegal de asentamientos urbanos.

En el caso de Cristo Rey, en su parte trasera llegan los vientos del río Cali o del Pacífico, cuya fuerza expande la candela en forma rápida. Los cerros se han venido quemando año tras año y dejan esos sitios muy degradados, por lo que deben ser rescatados con plantas nativas pioneras, como el chagualo, el cucharón y todas las familias de las metomalastasias, biconias, que son ideales para la reforestación, respetando etapas sucesionales. No sembrar ceibas, como lo están haciendo ahora, que demoran años en crecer.

Caña sí, pero con frutales

Un experto norteamericano dijo hace 25 años, que si el Valle seguía sembrando caña, a la vuelta de tres décadas, esto sería un desierto. ¿Qué opina?

Totalmente de acuerdo. Es que el cultivo de la caña es muy extractivo y gran demandante de agua. Buena parte del líquido vital que necesitamos en el Valle, se va en el uso de la caña de azúcar. Agua que se produce en las parte altas, donde están nuestros campesinos, sometiendo a la naturaleza a la presión social.

Soy partidario de caña, pero asociada a frutales, bajo la condición de no quema, porque la razón de que no coexistan la caña con cultivos asociados es porque la quemamos y, al hacerlo, agredimos a las especies que están asociadas.

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