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En total eran cinco los felinos que se estaban comiendo las partes del cuerpo de su dueño.
Los gatos tienen un sistema digestivo diferente al de los humanos y otros animales. | Foto: Getty Images

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¿Cuáles son los alimentos que pueden afectar la salud de los gatos?

Siempre es recomendable consultar con un veterinario sobre la alimentación adecuada para tu gato y evitar ofrecerle alimentos no seguros.

11 de julio de 2023 Por: El País

Existen varios alimentos que pueden ser perjudiciales e incluso tóxicos para la salud de los gatos. Es importante recordar que los gatos tienen requisitos dietéticos específicos y su alimentación debe estar basada principalmente en alimentos formulados para su consumo, ya sea comida húmeda o seca, que contengan los nutrientes necesarios para su salud.

Siempre es recomendable consultar con un veterinario sobre la alimentación adecuada para tu gato y evitar ofrecerle alimentos no seguros o que puedan causar daño. Los gatos tienen un sistema digestivo diferente al de los humanos y a otros animales. Su tracto gastrointestinal está adaptado para digerir y absorber nutrientes específicos de su dieta carnívora.

Cuando un gato lleva la cola erguida y rígida, muestra confianza y seguridad en su entorno. Es un buen indicador de que se siente relajado y receptivo.
Cuando un gato lleva la cola erguida y rígida, muestra confianza y seguridad en su entorno. Es un buen indicador de que se siente relajado y receptivo. | Foto: Getty Images

Algunos alimentos, como los lácteos, contienen componentes que los gatos no pueden descomponer y digerir adecuadamente, lo que puede causar trastornos digestivos.

Por otro lado, existen productos que contienen sustancias tóxicas o irritantes para los gatos. Por ejemplo, la cebolla y el ajo contienen compuestos que pueden dañar los glóbulos rojos de los gatos, lo que puede llevar a problemas de salud graves. Otros alimentos, como el chocolate, las uvas y pasas, contienen sustancias tóxicas para los gatos que pueden causar daño renal u otras complicaciones.

Así las cosas, algunos alimentos que pueden sentar mal en los felinos son:

  • Lácteos: aunque los gatos disfrutan del sabor de la leche y otros productos lácteos, muchos gatos son intolerantes a la lactosa, un azúcar presente en la leche. El consumo de lácteos puede causar problemas digestivos, como diarrea y malestar estomacal.
  • Huesos: ofrecerles huesos de aves o de otros animales a los gatos puede ser peligroso. Los huesos pueden astillarse y causar obstrucciones o daños en el tracto digestivo de los gatos. También representan un riesgo de asfixia o lesiones en la boca y garganta.
  • Alimentos grasos: Los alimentos altos en grasas, como la grasa de la carne o la piel de pollo, pueden provocar problemas digestivos en los gatos, como diarrea o pancreatitis. Además, los alimentos grasos pueden llevar al sobrepeso y la obesidad en los gatos, lo que puede tener consecuencias para su salud a largo plazo.
El calor y la presencia de pus o líquido que supura indican claramente la presencia de una infección en el rasguño de gato. Consulta a un veterinario de inmediato.
Los alimentos que son perjudiciales para los gatos suelen serlo debido a las diferencias en su fisiología y metabolismo en comparación con los humanos u otras especies | Foto: Getty Images/iStockphoto
  • Alimentos condimentados o sazonados: los gatos tienen un sentido del gusto diferente al de los humanos y no necesitan ni disfrutan de alimentos condimentados o sazonados. Los condimentos y especias pueden ser perjudiciales para los gatos e irritar su sistema digestivo.
  • Alimentos crudos: dar alimentos crudos como carne o pescado crudos a los gatos conlleva el riesgo de transmitir bacterias como la salmonela. También pueden contener parásitos que pueden causar enfermedades en los gatos.

¿Por qué los gatos viven más que los perros?

Los gatos, a diferencia de los perros, son reconocidos por su naturaleza más independiente y selectiva en cuanto a la interacción con las personas. No suelen permitir que los acaricien o se acerquen fácilmente a ellos, y son capaces de defenderse con sus garras afiladas si se sienten amenazados.

Precisamente, estas características contribuyen a que los gatos tengan una esperanza de vida mayor que la de los perros. Mientras que los perros suelen vivir en promedio alrededor de 12 años, los gatos tienen una esperanza de vida promedio de 15 años. Esta diferencia puede atribuirse a diversos factores, como el tamaño y las características genéticas de cada especie, así como también al cuidado y la atención médica que reciben.

Es importante tener en cuenta que estas son generalizaciones y que la esperanza de vida puede variar significativamente entre los individuos, dependiendo de su salud, estilo de vida y cuidados recibidos. Además, es fundamental recordar que la calidad de vida y el bienestar general son aspectos igualmente importantes a considerar, más allá de la esperanza de vida.

La visión de los gatos está adaptada para cazar eficientemente en la oscuridad y detectar movimientos rápidos en su entorno
Mientras que los perros suelen vivir en promedio alrededor de 12 años, los gatos tienen una esperanza de vida promedio de 15 años | Foto: Getty Images

El científico Steve Austad, quien ha investigado ampliamente la biología del envejecimiento, ha propuesto una teoría evolutiva que sugiere que los animales tienden a vivir más tiempo en entornos seguros. Según esta teoría, en condiciones de seguridad y ausencia de amenazas, los organismos pueden invertir más recursos en la reproducción y el mantenimiento de su salud, lo que se traduce en una mayor longevidad.

En el caso de los gatos, es posible que su naturaleza más independiente y reservada contribuya a su capacidad para evitar situaciones de riesgo o peligro. Al ser más selectivos en sus interacciones con las personas y mantener una cierta distancia de posibles amenazas, como el contacto con extraños en la calle, pueden reducir el riesgo de sufrir accidentes, enfermedades transmitidas por otros animales o traumatismos.

Además, los gatos domésticos suelen vivir en ambientes controlados y protegidos, donde se les proporciona alimento, refugio y atención veterinaria regular. Esto también puede contribuir a su longevidad, ya que reciben cuidados adecuados y se minimizan los riesgos externos.

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