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El acuerdo de conservación realizado entre la comunidad del Consejo Comunitario ‘Esfuerzo Pescador’ y la Asociación Calidris, se da porque los pobladores están muy interesados en preservar su territorio, que en su mayoría está conformado por manglares. | Foto: Asociación Calidris / Especial para El País

Así buscan proteger a la piangua, el molusco de la cocina del Pacífico

El objetivo de esta iniciativa es que la piangua pueda ser disfrutada por las generaciones venideras, y para ello la comunidad está comprometida a no capturar, vender, ni consumirla de tallas inferiores a 5 centímetros.

12 de junio de 2017 Por: María Teresa Arboleda / Reportera de El País 

Entre dos conchas está la carne de color amarillo y negro de la piangua, con la que se preparan variadas recetas de la cocina ancestral del Pacífico: encocados, sudados, sopas, empanadas, tamales...

De ahí su alta demanda, que la tiene en riesgo de desaparecer si no se toman medidas urgentes, y si la siguen capturando sin tener el tamaño adecuado, que es de cinco centímetros, según normas colombianas. En algunas regiones ya se nota su disminución, y ha sido declarada en peligro de extinción.

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A diario, cientos de mujeres (y algunos hombres) de Chocó, Valle, Cauca y Nariño escarban las raíces de los manglares para extraerla, venderla y llevar el sustento a sus familias.

Ninfa Cuero es una de las piangüeras o concheras, como también se les llama. En un día, cuenta, puede volver a casa con 300 pianguas, o 100, cuando no le va bien. Gracias a ellas pudo criar a sus cuatro hijos, comenta quien las vende a $17 mil las cien unidades. Sus clientes son restaurantes locales o contratistas del Ecuador, pues en este país la compran en gran cantidad, debido a que ya no tienen muchos manglares y por ende, piangua para suplir su propia demanda.

Ella vive en una zona costera del municipio de Santa Bárbara de Iscuandé, en el departamento de Nariño, y es monitora de un proyecto iniciado en 2015 en el que trabajan otros habitantes del Consejo Comunitario ‘Esfuerzo Pescador’, para preservar esta especie.
Diez comunidades conforman este territorio, al que se accede en lancha por el mar Pacífico desde Guapi. Figuran, Bocas de Guaba, Soledad Pesquera, Estero Largo, Soledad Pueblito, Las Varas, Macharal, La Ensenada y Juanchillo.

De acuerdo con informes de la Universidad Nacional, en Colombia un total de 15 mil piangüeros subsisten de su comercio y consumo, mientras que en el Ecuador, son 30 mil.

De las aves a la piangua

Hasta estas poblaciones llegaron hace unos años profesionales de Calidris, entidad caleña que realiza investigación y educación para la conservación de la avifauna y de los ecosistemas.

Patricia Falk Fernandez, bióloga de Calidris, comenta que arribaron atraídos por las aves. “Identificamos que es uno de los sitios de concentración más importantes en Colombia para aves playeras, y realizamos en 2009 el Festival de la migración, que es un programa educativo que realizábamos a lo largo del Pacífico. Conociendo la calidad de la gente que vive en la zona y sin desconocer sus necesidades, es imposible trabajar solo en la investigación de aves, pues todo está conectado: si el bosque de mangle está bien, las aves que llegan están bien y la gente está bien”.

Unas 14.000 hectáreas de estos árboles de hasta 45 metros de alto esconden entre sus intrincadas raíces a las miles de pianguas. Los manglares son, además, la ‘salacuna’ de muchas otras especies, como cangrejos y peces, recuerda Jhon Freddy Cuero, también monitor del Acuerdo de Conservación de la piangua y los manglares, que estableció la comunidad con Calidris.

Para recordar cómo se reproduce este molusco, cuando están maduros, el macho expulsa sus espermas al agua y las hembras sus óvulos, y allí se fecundan y forman un huevo que luego se convierte en una larva. Tras un año alcanzan la talla de madurez sexual (4,6 centímetros) y 3 meses después se consideran adultas, con 5 centímetros de
largo de las conchas.

Este acuerdo hace parte de un programa mundial de Conservación Internacional, CI, el Conservation Steward Program CSP (Programa de custodios de la naturaleza), explica Falk, quien coordina el proyecto, que es apoyado por otras organizaciones.

El objetivo es que la piangua pueda ser disfrutada por las generaciones venideras, y para ello la comunidad está comprometida a no capturar, vender, ni consumirla de tallas inferiores a 5 centímetros; también, a establecer áreas de no uso temporal a través de una extracción rotativa, y a participar en el monitoreo de la especie.

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El proyecto de conservación cuesta alrededor de $200.000.000 al año. El mismo está planeado para 5 años. Actualmente se está terminando el segundo año del acuerdo.

A cambio, reciben beneficios, como capacitaciones (escuela de líderes, intercambios de experiencias), dotación para los recolectores de piangua y mejoramiento de infraestructuras como puentes y sillas, entre otros incentivos.

Así, estos pescadores y piangüeros conservan su territorio, que en su mayoría es bosque de mangle, capturan piangua solo si tiene las medidas estipuladas y CI y Calidris gestionan recursos para entregarles beneficios.

Sin duda, es un acuerdo en el que todos ganan. Y en el que además, se garantiza la piangua en los manglares y también en los fogorones del Pacífico.

El monitoreo

Entre las labores de los 27 monitores locales figuran el muestreo de las pianguas que sacan los piangüeros de las raíces de los manglares para constatar que se cumpla el acuerdo. Se miden para saber si están cumpliendo con lo acordado y además para investigar cómo se comporta la población de manera natural.

Por otro lado, los habitantes del Consejo Comunitario ‘Esfuerzo Pescador’ realizan varias actividades para cuidar el manglar, que es el que está mejor conservado en el Pacífico colombiano. Por ejemplo, no cortan manglar, si necesitan leña recogen los árboles caídos o cortan las ramas.

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