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El Chocó es uno de los departamentos con mayor estadística de desigualdad social del país. Según el Dane, en 2019 registró un índice de pobreza monetaria de 38.8 %. Foto: Archivo de El País. | Foto: Johan Morales / Archivo de El País

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La tarea del Departamento de Prosperidad Social para recuperar los sueños de los jóvenes

Con distintas estrategias, trabajan para que tengan opciones de construir proyectos de vida lejos de la violencia en Chocó.

2 de mayo de 2023 Por: El País

Katherine Gil, directora del Departamento de la Prosperidad Social, en el Chocó, llegó a ese cargo después de llevar más de 14 años trabajando en procesos sociales con jóvenes de la región.

Aunque es también muy joven, ya conocía bastante bien la difícil realidad que viven ellos en el departamento a causa de la falta de oportunidades y de la permanente tentación que resulta para algunos de ellos vincularse a grupos armados ilegales.

Aun así, la dejó sin palabras lo que le dijo uno de estos jóvenes a los que buscaban sacar de la violencia, cuando le propuso que persiguiera sus sueños a través de los programas de arte y cultura en los que ella trabaja: “Mi futuro es la cárcel o el cementerio, no tengo más”.

Cansados de que sus jóvenes estén atrapados en ese destino, los propios chocoanos vienen trabajando desde hace años en alternativas para que los jóvenes tengan oportunidades distintas a la violencia. Uno de estos programas es el de jóvenes creadores, del que ha hecho parte Katherine Gil

“Para nosotros no es una casualidad esta cantidad de asesinatos hacia adolescentes, jóvenes negros en su mayoría hombres. Más del 90 % de los asesinos son hacia los adolescentes y jóvenes. Para nosotros ha sido muy lamentable ver cómo los jóvenes tienen doble calidad de víctimas y victimarios”, asegura Gil.

El programa de jóvenes creadores se enfoca en buscar que la danza y el teatro se conviertan en espacios para proteger la vida, pero al mismo tiempo para hablar de lo que se vive en el territorio.

Como parte de ese esfuerzo, espectáculos de danza y teatro han llegado a importantes escenarios nacionales e internacionales, para decirle al mundo, como afirma Gil, que “el Chocó tiene con qué”.

Hace dos años, precisamente, el 23 de abril de 2021, con ayuda del arte, las organizaciones sociales de Chocó llamaron la atención sobre lo que pasaba en el departamento, con una actividad artística a la que llamaron la galería de los sueños apagados.

“El 23 de abril nos asesinan a tres menores de edad por cruzar una frontera invisible. Hicimos 19 performances con los que evidenciamos la brutalidad de la guerra en los cuerpos de los jóvenes. Uno de ellos eran unos cuerpos tendidos en unas camas, a las seis de la mañana en la entrada de la alcaldía, con mensajes como ‘soñaba con ser futbolista, soñaba con ser artista’. Era para decir: “Necesitamos una institucionalidad que esté presente”, relata Gil.

La actividad surtió un efecto inmediato: llamó la atención de autoridades y medios de comunicación y en los 10 días siguientes no se reportó ni un solo asesinato en Quibdó, después de que en la ciudad se reportaba prácticamente uno a diario.

Hoy en día, con el apoyo del programa de Justicia Inclusiva de Usaid, se viene trabajando con madres víctimas para superar la impunidad y recuperar la memoria de quienes resultaron afectados por la violencia y, en coordinación con el despacho de la vicepresidenta, Francia Márquez, se busca desarrollar una agenda integral para generar oportunidades para los jóvenes de la región.

Uno de los mayores potenciales que tiene el departamento de Chocó es el turismo. Foto: Camila Cardona. | Foto: Fotos: Camila Cardona / Especial para El País

Madres que recuperan la memoria de sus hijos

Las madres son fundamentales para rescatar a sus hijos de la violencia, pero también para rescatar su memoria de la estigmatización.

La Fundación Círculo de Estudios trabaja en un proyecto para impulsar el acceso a la justicia de las madres de jóvenes que han sido víctimas de la violencia en la región.

Lo primero a lo que se tienen que enfrentar estas madres es a los prejuicios que se utilizan para justificar lo que le ocurrió a veces incluso de parte de algunos funcionarios del Estado.

“Para las madres es muy doloroso que en ocasiones se les señale, que se les cuestione, que se les juzgue porque hayan asesinado a su hijo. Muchas personas se acostumbran a creer que si una persona es asesinada es porque era mala, porque ‘algo andaba haciendo’, porque ‘la debía’ y no necesariamente tiene que ser así”, explica Karina Ramírez.

Para participar en el proyecto debe tratarse de crímenes cometidos en el territorio en los últimos cinco o seis años y que la víctima fuera niño o niña, joven o adolescente. Comenzaron con 50 casos, pero muy pronto se dieron cuenta de que debían ampliarlo por lo menos a 150. Se calcula que hay por lo menos 600 casos por esclarecer en los últimos años.

El chontaduro es uno de los principales cultivos de Chocó. Foto: Raúl Palacios/ El País. | Foto: Raúl Palacios I El País

El solo hecho de trabajar juntas ya es un primer paso para fortalecerse

“Algunas fueron amigas, fueron vecinas, estudiaron juntas, y se encuentran en este espacio. Las convoca una situación que es dura, es difícil, pero a la vez es un apoyo”, dice Ramírez.

Y agrega: “Incluso, personalmente, también le puedo decir que para mí fue ‘wow’ porque yo soy del territorio, vivo en Quibdó, he trabajado con víctimas toda la vida y para mí fue fuerte encontrarme con madres de niños o adolescentes que conocí y que yo no sabía que habían pasado por eso”.

“Lo que intentamos es ayudar a estas mujeres a elaborar el duelo, para que ellas puedan reconstruir las memorias de sus hijos, entender que sus hijos no fueron unos criminales, como se ha querido ver, sino que esos niños, esos jóvenes que han asesinado, que son más de 600, tienen una historia de ausencia de garantía de sus derechos que han hecho que vivan en medio de unos riesgos que los exponen a que el conflicto armado llegue hasta ellos”, añade Nhora Álvarez, directora nacional de la Fundación Círculo de Estudios.

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