Hijo de Esperanza Muñoz, mujer desaparecida en La Cumbre, habló sobre la fiscal del caso: “Todo lo que le he dado no sirve”

Desde el 30 de julio no se tienen noticias del paradero de Esperanza Muñoz Arteaga, de 66 años, quien mostraba su finca en La Cumbre a dos hombres presuntamente interesados en alquilarla. La mujer salió de regreso a Cali con ellos y desde entonces nada más se sabe.

Ayer, martes 19 de agosto, familiares, amigos y allegados realizaron un plantón en la plazoleta de San Francisco, frente a la Fiscalía General de la Nación, Seccional Valle del Cauca, para exigir avances en la investigación.

“La Fiscalía no colabora. La respuesta que siempre me han dado es que tienen otros casos y que debo esperar mi turno. A pesar de que yo les he dado pistas y pruebas desde el momento en que desapareció mi mamá”, denunció su hijo, Luis Eduardo Romero, durante la manifestación.

Desde entonces, Romero dejó de trabajar en la empresa en la que estaba vinculado y se dedica de lleno a la búsqueda de su madre, asumiendo tareas que corresponderían a los investigadores oficiales, dijo.

Con videos de seguridad logró identificar las placas del vehículo en el que se llevaron a su madre: un Chevrolet Beat gris oscuro. Con esa información ubicó a la propietaria del carro, quien lo había arrendado, y por medio de ella, intentó comunicarse con el conductor, conocido con el alias de Colores.

La versión del hombre cambió en varias oportunidades. Primero dijo que dejó a Esperanza en la avenida Tercera Norte de Cali, luego afirmó que ella se había subido a otro vehículo. Posteriormente desapareció y dejó de responder.

Con ayuda de la dueña del carro, la familia obtuvo el recorrido del vehículo gracias al GPS: de la finca en La Cumbre pasó por Yumbo, tomó la vía hacia Puerto Tejada, luego a Caloto y Santander de Quilichao, para regresar finalmente por Jamundí hasta El Carmelo, donde fue abandonado.

En medio de su búsqueda, Romero siguió la pista del sospechoso hasta clínicas, barrios del oriente de Cali y sectores rurales, entregando fotos, direcciones y números de teléfono a la Fiscalía.

“Me di a la tarea de investigar para agilizar todo en medio de mi desespero y sin importar los riesgos. He dado con tanto que llego a un punto en el que por más que encuentro, para la Fiscalía no le sirve nada. Entonces, ya recurrí a la ayuda de los medios de comunicación porque realmente la Fiscalía no quiere tomar el caso como tal”, relató. “Lo que siempre me dicen es que debo ser más concreto”, afirmó.

Sin embargo, asegura que la respuesta institucional ha sido insuficiente.

“La fiscal me dijo que todo lo que yo le he dado no le sirve. ‘Usted tiene que decirme dónde está el tipo si realmente quiere colaborar’, me dijo”, agregó.

En las imágenes conocidas hasta ahora se observa a Esperanza Muñoz mostrando la finca a los hombres que la contactaron para arrendarla. Ese fue el último registro de ella. Vestía una blusa azul oscuro con dibujos blancos, un pantalón negro y cargaba un bolso gris.

Su familia recuerda con preocupación que la adulta mayor sufre de hipertensión y artritis, por lo que requiere medicamentos y controles médicos semanales de manera permanente.

“Nunca me imaginé tener que ponerme en esta tarea. Esto es día y noche, no me hallo en la casa. Cierro los ojos y solo veo a mi mamá. Pienso en si está comiendo, si está viva, si la están maltratando. Es una persona enferma, en mi casa yo la he visto quejarse por los dolores que le dan y con los cuidados que le damos con sus medicamentos. No me quiero imaginar cómo está por allá, es muy duro. Yo he tratado, sin medir riesgos, de facilitar la investigación, pero nada para ellos es suficiente”, dijo Romero.

A la fecha, la familia no ha sido contactada ni ha recibido peticiones o condiciones de ningún tipo de parte de los responsables.