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Hoy se cumplen 20 años del secuestro del km 18 por parte del ELN. Camilo Gómez, excomisionado de Paz, asegura que fue la negociación de rehenes más compleja de la historia del país. “Jamás vi trato más inhumano. En Colombia no puede volver a pasar algo así”. | Foto: Especial para El País

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"ELN no tiene hoy razón de existir": excomisionado Camilo Gómez

Hoy se cumplen 20 años del secuestro del km 18 por parte del ELN. Camilo Gómez, excomisionado de Paz, asegura que fue la negociación de rehenes más compleja de la historia del país. “Jamás vi trato más inhumano. En Colombia no puede volver a pasar algo así”. Memoria.

17 de septiembre de 2020 Por:  Santiago Cruz Hoyos

En la tarde del domingo 17 de septiembre del año 2000, cuando el ELN secuestró a 61 personas que almorzaban en el kilómetro 18 de la vía al mar, el abogado Camilo Gómez trabajaba como Comisionado de Paz del presidente de la época, Andrés Pastrana.

En días en los que la guerrilla secuestraba a civiles y militares en cualquier lugar y a cualquier hora, Gómez tenía entre sus misiones - cuando era posible - negociar su liberación. Según sus cuentas, logró que 410 colombianos retornaran con sus familias. Sin embargo, la negociación de los plagiados en el kilómetro 18, tras 45 días de cautiverio, fue la más difícil que enfrentó. “Me marcó para siempre”.

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Parte del sentido de conmemorar estos episodios de violencia es conservar la memoria. ¿Cómo recuerda su papel como negociador para liberar a los secuestrados?

La de los secuestrados del km 18 ha sido la negociación de rehenes más compleja en la historia de Colombia. Las condiciones en las que el ELN tenía a los secuestrados eran dramáticas.

Estaban en medio de un cerco militar, sin víveres, en una selva muy difícil, como el Naya, donde permanecí varios días negociando con alias El Profe, uno de los secuestradores. La discusión con el ELN fue muy complicada debido a las fracturas de mando que tenían. Mientras el comando central ordenó la liberación de los plagiados, el grupo que los retenía se negaba.

Todo eso hizo que las conversaciones fueran las más complejas que recuerdo en mi gestión como Comisionado de Paz. Fue un episodio que me dolió mucho por las condiciones en las que vi a los secuestrados. Jamás había visto un trato más inhumano que el que recibieron las víctimas del km 18 por parte del ELN.

¿Es cierto que había un niño secuestrado?

¡Junto a los plagiados del kilómetro 18 tenían secuestrado a un niño con discapacidad intelectual! Lo llamaban Pepe. Estaba en unas condiciones terribles. Lo ponían a cargar leña o munición.

El niño nunca hablaba. Los comandantes del grupo secuestrador alegaban que era un infiltrado que les había mandado el Ejército.

Imagínese lo cruel de eso, además de lo disparatado de su argumento. También, cuando llegué a la selva, nos informaron de la muerte de uno de los secuestrados del kilómetro 18. Tuvimos que hacer un rescate del cuerpo que fue muy difícil.

Al principio nos entregaron tres personas que estaban en unas condiciones lamentables, una niña que estaba muy enferma, una persona que se había caído a una quebrada y se había fracturado dos vértebras, no podía caminar y sin embargo lo obligaban a hacerlo. Definitivamente es el trato más cruel que he visto.

“Lamentablemente dos décadas después las víctimas de esta guerrilla no han sido escuchadas. El ELN nunca tuvo un gesto real de arrepentimiento”.

¿Cómo se logró la negociación?

Abrimos dos escenarios de negociación, uno con Francisco Galán, Felipe Torres y Pablo Beltrán, del comando central del ELN (Galán y Torres estaban en la cárcel) y otro escenario de diálogo con el grupo que tenía a los secuestrados. La negociación fue dificilísima, pedazo por pedazo, con un par de generales en Cali que se oponían a la salida negociada, sin justificación alguna.

Querían hacer un show mediático y para mí, por encima de todo, estaba la vida de los rehenes. Un punto muy importante que hay que decir es que si bien había esa división, el general Tapias, que era el comandante del Ejército, y el general Fracica, que estaba en terreno cercando a los secuestradores, estuvieron siempre empapados de la negociación, apoyándolas. El general Fracica era el que estaba en terreno. Trabajamos de la mano.

¿Es cierto que sospechaba que el ELN iba a incumplir con la liberación?

Esa sospecha siempre recayó sobre el ELN porque, en su momento – y lo sigue demostrando – no tiene palabra clara. Esa ha sido una constante en las negociaciones con ellos. Entonces obviamente yo sí dudaba constantemente y eso implicó unas jornadas de trabajo durísimas.

En la fase final intervino el procurador Jaime Bernal Cuéllar, un delegado de la Embajada de España y la Cruz Roja. Fue necesario que algunos de ellos, cuando salieron los últimos secuestrados, permanecieran varias horas con el ELN porque no querían quedarse sin una especie de ‘garantía’.

¿Cómo destrabaron la negociación?

Como no querían obedecer la orden del comando central de liberar a los secuestrados, se me ocurrió negociar con comida para que los liberaran. Los guerrilleros, como los secuestrados, llevaban días sin comer. Les empezamos a mandar café, panela, arroz, lentejas, una caja que teníamos en el helicóptero.

Cada que liberaban a un grupo de secuestrados, mandábamos dos libras de café, después el arroz, después las lentejas, panelas, y ellos enviaban a cambio grupos de secuestrados. Fue muy dramático. Era tanta el hambre, que los tipos que tenían a los secuestrados estaban enloquecidos, perdidos.

¿Dos décadas después del hecho, qué lecciones se aprendieron?

No existe práctica más reprochable internacionalmente que las llamadas, en su momento, ‘pescas milagrosas’. Con el caso del kilómetro 18 los miembros de la comunidad internacional que estuvieron con nosotros fueron testigos de la canallada que cometió el ELN. No cabe otra palabra.

Son impactantes las circunstancias en las que estuvieron secuestradas estas personas, y me parece que más que enseñanzas estos hechos confirman que el secuestro como arma política era y lo sigue siendo totalmente intolerable. Como arma política y como cualquier otra práctica. El secuestro no tiene ninguna lógica.

Lamentablemente dos décadas después las víctimas de esta guerrilla no han sido escuchadas y entiendo su dolor. El ELN nunca tuvo un gesto real de arrepentimiento. Incluso después de la liberación a muchas familias intentaron cobrarles plata. En Colombia jamás se puede repetir algo así.
De hecho el ELN sigue en armas.

¿Como exnegociador de paz, qué les diría a sus comandantes?

Que después de tantos años de lucha se han tenido que dar cuenta de que esa la guerra que emprendieron es una vía totalmente equivocada. Ahora lamentablemente parecería que su actuación está vinculada al narcotráfico. El ELN no tiene hoy en día razón de existir.

Perfil

-Camilo Gómez Alzate es abogado.

-Tras ser Comisionado de Paz durante el gobierno de Andrés Pastrana, fue docente en España y se dedicó después al ejercicio del derecho.

-Actualmente es el director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica, encargada de todos los litigios contra la nación, tanto nacionales como internacionales.

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