Homenaje a una maestra de maestras: El legado de la eterna tía Nora

Como una mujer íntegra, comprometida con la sociedad, visionaria, excelente administradora, auténtica, creativa y absolutamente amorosa con los niños. Así recuerdan Bibiana Rubio Saavedra y Ximena María Rubio Saavedra a su madre, Nora Saavedra de Rubio (Tía Nora), a cinco días de su partida.

Ximena María Rubio Saavedra, por su parte, está convencida de que “siempre estará presente su vocación por hacer las cosas bien, característica de Tía Nora, por trabajar incansablemente por sus sueños, con compromiso y valores”.

Su deceso dejó un gran vacío en la vida de todos aquellos que disfrutaron de su presencia. Sin embargo, la consolidación del Jardín Tía Nora y El Liceo Los Alpes entre las mejores instituciones educativas del país permitirán que nuevas generaciones gocen de su legado.

Y es que, precisamente, a lo largo de cinco décadas han sido muchos los logros obtenidos, de la mano de un equipo docente comprometido con la visión misional de Tía Nora. Gracias a ello, el Liceo Los Alpes es el único Colegio Bilingüe que ha trabajado con el Estado para llevar la Organización Bachillerato Internacional, IB, al sector oficial, logrando consolidar El Liceo Departamental.

Toda la dedicación de su fundadora Nora Saavedra de Rubio (Tía Nora), y sus fieles colaboradores, permitió también trascender fronteras, promoviendo el trabajo comunitario y el servicio social más allá de las aulas, en fundaciones y poblaciones vulnerables, acercándose a quienes más lo necesitan.

Además, su apuesta permanente por la investigación hacen del legado de Tía Nora una propuesta educativa diferente. Ella siempre buscó estrategias que apostaran por una mejor infancia. Por ello, los docentes del Jardín Tía Nora y El Liceo Los Alpes son profesionales con una alta formación académica; la mayoría con maestrías y/o doctorados.

Asimismo, Tía Nora tuvo una preocupación constante por el bienestar emocional y la salud mental de sus estudiantes para que se formen como seres íntegros, conscientes de las realidades sociales.
Por todo esto, gracias Tía Nora, Vuela alto.

“Hace 50 años empecé un sueño con una meta clara: formar una comunidad de niños y niñas educados en el amor, la comprensión, los valores y principios éticos y religiosos. Y como los sueños comienzan así, con una idea seguida de una acción, poco a poco me fui forjando metas que con esfuerzo, dedicación y entrega me fueron llevando a alcanzarlos.

Este sueño terminó por convertirse en el centro de mi vida y me llevó a proyectar todas mis fuerzas, energía y voluntad a conseguir lo que hoy día es el Jardín Tía Nora y el Liceo Los Alpes.

Evoco en mis recuerdos a mis primeros estudiantes con quienes abrí el Jardín en el año 70 en Prados del Norte. Gratos momentos de aquella época inicial en la que, con el ímpetu y la motivación de una naciente maestra de infantes, me lancé a la fascinante aventura de crear un lugar para niños y niñas, en el que pudieran soñar, jugar, vivir la alegría de su infancia; estrenando al siguiente año la nueva sede en la que actualmente funcionamos.

El camino recorrido no ha sido fácil, sin embargo, cada una de las dificultades que he enfrentado me han ayudado a fortalecer mi carácter y mi formación como educadora.

Y como los sueños nunca terminan, al menos para mí, sigo soñando con un Jardín y un colegio únicos, reconocidos por sus buenas prácticas pedagógicas, en el que los niños, niñas y jóvenes sean educados bajo el pilar del amor, el buen trato, la atención a sus necesidades particulares, la libre expresión de sus ideas y el respeto.

Anhelo estudiantes y egresados íntegros, formados en valores éticos y religiosos, responsables, comprometidos y solidarios con el mundo que les rodea, que lleven con orgullo el sello liceísta, que marquen la diferencia en el ámbito social y educativo, pero sobre todo, estudiantes felices y exitosos en aquello que emprendan.

Con mi perseverancia, compromiso, entrega y amor a la gran misión que me forjé, pretendo inspirar a mis colaboradores para que este sueño sea también el de todos los que me acompañan y apoyan; deseo maestros amorosos, comprometidos con la formación de sus estudiantes, con mística, generosidad, entrega y responsabilidad, que crean y amen lo que hacen y se esfuercen por ser cada día mejores maestros.

Son muchas las personas a quienes debo hacer un reconocimiento especial; la lista es larga, si me pusiera a nombrarlas no acabaría hoy.

Vienen a mi memoria también otros instantes que recuerdo con gratitud, los trasnochos elaborando el material para los niños, ¿te acuerdas Guillo? nos quedábamos hasta altas horas de la noche recortando, pegando, puliendo para que todo nos quedara muy bonito. Gracias Guillo por compartir y apoyar mi sueño.

A mis hijas Ximena y Bibiana, toda mi gratitud por comprender y soportar a una mamá que compartía su tiempo y su amor con esos niños, que apenas llegaban al Jardín dejaban de ser unos extraños para empezar a significar y ser parte importante de esa otra familia que se enraizaba en mis entrañas como esos árboles silvestres que crecen en libertad.

Mi compromiso con la educación de niños y jóvenes sigue intacto y me lleva cada vez más a esforzarme por fortalecer la propuesta curricular del colegio y las buenas prácticas pedagógicas. Una muestra de ello es la acreditación institucional en los tres programas del IB y el bilingüismo, estos importantes y significativos logros son un tributo a la excelencia y un valioso aporte a la calidad educativa que queremos ofrecer.

Dicen que recordar es vivir, y eso lo he podido comprobar en la preparación de este cincuentenario. He vuelto a revivir todos esos instantes que, aunque ya son pasado, me reconfortan y me animan a seguir construyendo futuro, a mantener vivo el espíritu de lucha, el deseo de escalar y explorar cada vez nuevos retos. La misión de educar niños y jóvenes debe convertirse en una filosofía de vida, porque lo que uno  hace con convicción y amor nos transforma y nos da razones para vivir nuestro trabajo con alegría y felicidad.

La vida nos presenta cada día nuevos desafíos y seguimos jugando un papel muy importante en nuestra sociedad; como eje esencial de la formación y educación de nuestros niños y jóvenes, proclamamos una educación con amor en la excelencia, una tarea que espero seguir asumiendo con la fe y la voluntad de todos mis colaboradores, en generosa solidaridad”.

"Gracias por dedicar tu vida a nosotros, a nuestra educación para que seamos grandes seres humanos. Gracias".
Catalina Ossa,
Exalumna del Jardín Tía Nora y el Liceo Los Alpes.

"Tu sonrisa vivirá por siempre en nuestros corazones. Muchas gracias por educarnos con tanto amor".
Sebastián Cárdenas,
Exalumno del Jardín Tía Nora y el Liceo Los Alpes.

"Siento mucho la pérdida de Tía Nora. Ahora es un angelito que desde el cielo nos protegerá y nos seguirá cuidando".
Salomé Herrera Guzmán,
Estudiante de 2-B, Jardín Tía Nora.