Fundación Progresar, aprendizaje vivencial que dignifica

En Cali, la Fundación Progresar se ha convertido en un referente de educación inclusiva y dignificación. Desde su creación, la organización ha sido liderada por la convicción de que las personas con discapacidad cognitiva tienen derecho a una vida plena, autónoma y productiva. Su misión es clara: acompañar a cada estudiante en un proceso de aprendizaje que va más allá de lo académico, integrando valores, habilidades sociales y competencias laborales.

La propuesta de Fundación Progresar se diferencia por ser vivencial. Aquí, las aulas no son solo paredes y pupitres: son la huerta, el gallinero, la cocina, los talleres y hasta el almacén.

Cada espacio se convierte en una herramienta pedagógica que permite que los estudiantes aprendan haciendo. La directora y fundadora, Liliana García, ha explicado que este modelo parte de reconocer que la práctica cotidiana, los oficios familiares y la experiencia son los mejores escenarios para enseñar matemáticas, lenguaje, motricidad fina, comunicación y responsabilidad.

El proceso pedagógico se estructura en torno a la idea de que el error no es un fracaso, sino una oportunidad de análisis. Cada equivocación se convierte en memoria y estrategia, reforzando aprendizajes que quedan grabados no solo en la mente, sino también en las emociones y en la vida práctica. Así, una actividad tan sencilla como clasificar huevos en el gallinero o cuidar una planta en la huerta se transforma en un momento de construcción de saberes.

Los programas de la fundación van mucho más allá del aula. Entre las iniciativas se puede mencionar el programa ‘Me integro como mujer’, dirigido a madres, padres y cuidadoras; de autonomía productiva para familias con labores de emprendimiento y el de inclusión sociolaboral, donde los estudiantes desarrollan competencias para emprender y liderar procesos dentro y fuera de sus hogares. También hay espacios artísticos y terapéuticos como danza, artes y talleres dirigidos tanto a los estudiantes como a sus familias. El objetivo siempre es el mismo: generar bienestar integral y abrir caminos hacia la inclusión real.

Las familias juegan un papel fundamental. Muchas relatan que, antes de llegar a la fundación, sus hijos dependían completamente de ellas para las tareas más simples. Con el paso del tiempo y el acompañamiento, han logrado progresos significativos en autonomía personal: preparar un desayuno, ir solos al baño, mantener la higiene, organizar su ropa o colaborar en las tareas domésticas. Estos logros, aunque parezcan pequeños para algunos, representan enormes pasos hacia la independencia y la dignidad.

Infraestructura y benefactores: pilares de sostenibilidad

La Fundación Progresar cuenta hoy con una sede propia que refleja el trabajo conjunto de estudiantes, voluntarios, benefactores y empresas solidarias. El terreno fue, inicialmente, un reto que necesitaba adecuaciones profundas en techos, sistema eléctrico y hasta en la seguridad de los linderos por la cercanía del río. Aunque la infraestructura aún no responde de manera integral a las necesidades de estudiantes, entre ellos, quienes tienen movilidad reducida; si están comprometidos a la construcción de una nueva sede diseñada para alcanzar la meta.

Poco a poco, con la ayuda de aliados, se construyó un espacio donde la infraestructura responde a las necesidades pedagógicas.

Allí se encuentran la huerta, el gallinero con alrededor de 100 aves, aulas al aire libre, talleres y espacios verdes que hacen parte de la vida diaria de los estudiantes. Cada rincón está diseñado para que la enseñanza se dé en movimiento, en interacción con la tierra, los animales, las herramientas y las personas.

La sostenibilidad de la fundación ha sido posible gracias a la participación activa de benefactores y voluntarios. El Plan Padrinos, los bonos solidarios y las donaciones en especie se han convertido en mecanismos que permiten sostener los programas a lo largo del tiempo. Empresas y entidades se han sumado con aportes materiales, asesorías técnicas o financiación de obras puntuales.

El voluntariado ha tenido un rol protagónico. Decenas de personas, en diferentes momentos, han donado su tiempo y sus conocimientos: desde quienes apoyan en los pulgueros hasta los profesionales que dictan talleres de formación o acompañan procesos de emprendimiento. Gracias a ellos, la fundación ha podido ampliar su capacidad y visibilizar el impacto de su trabajo en la ciudad.

La transformación personal y familiar se refleja en historias de vida con resultados palpables. Estudiantes que han conseguido empleo formal, mujeres que aprendieron a generar ingresos a través de oficios como la repostería o la costura, y familias que hoy cuentan con más herramientas para acompañar a sus hijos en el camino hacia la independencia.

Convocatoria: unirse para transformar vidas

La sostenibilidad de los programas depende en gran medida de las actividades de autogestión que la fundación realiza durante el año. Tres veces anualmente, en marzo, agosto y diciembre, organiza pulgueros solidarios donde la comunidad puede donar y comprar artículos que financian el funcionamiento de la sede. Estos espacios no solo son de apoyo económico, sino también de encuentro comunitario y visibilización de la causa.

Para este 2025, la Fundación Progresar anunció con entusiasmo la venta en su totalidad de las boletas para La Tómbola de las Oportunidades, que se llevará a cabo el 16 de octubre en el Club Colombia. La meta común está enfocada, prioritariamente, en 1) recaudar fondos para avanzar en la realización de proyectos urgentes de mejoras de infraestructura, como el muro de contención o gaviones que garanticen la mitigación del riesgo que represente el río Cañaveralejo para la conservación de unos del salón de Arte y espacios importantes del colegio; 2) sostener los programas educativos y 3) garantizar el sostenimiento de la fundación.

Apadrinar a un estudiante, ser voluntario, donar ropa o artículos para los pulgueros, ofrecer conocimientos técnicos, apoyar con recursos en especie o participar en la tómbola son maneras concretas de vincularse. Cada aporte, sin importar su tamaño, suma a un proceso que impacta directamente en la vida de los estudiantes y sus familias.

La invitación es también a sensibilizarse. La labor de la Fundación Progresar muestra que la inclusión no es un concepto abstracto, sino una práctica diaria que se construye con solidaridad y compromiso. Cada actividad en la sede —sembrar una semilla, recoger un huevo, clasificar objetos, bailar en un taller— es un paso hacia la autonomía y la dignidad. Cada donación o acción voluntaria es un acto de reconocimiento de que las personas con discapacidad cognitiva tienen talentos, sueños y derechos.

El mensaje de Liliana García y su equipo es contundente: “solos no podemos”. Por eso, la convocatoria es un llamado a toda la comunidad caleña y vallecaucana para unirse en esta misión de dignificación. Los canales de contacto están disponibles en la página oficial de la fundación y en sus redes sociales, donde también se puede encontrar información sobre cómo inscribirse como voluntario, realizar donaciones o participar en los eventos programados.

Página web: https://progresarfundacion.com/

Redes sociales

• Instagram: https://www.instagram.com/progresar_fundacion/
• Facebook: https://www.facebook.com/progresarfundacion
• Canal de Youtube: https://www.youtube.com/@progresarfundacion7949

Fundación Progresar ha demostrado que el cambio social comienza con pequeñas acciones. Hoy, con más de una década de experiencia, sigue abriendo puertas y mostrando que la educación vivencial es una herramienta poderosa para transformar vidas. La convocatoria es clara: súmese, participe y sea parte de esta cadena de solidaridad que construye autonomía y oportunidades para las personas con discapacidad cognitiva.